Baños fríos: ¿una moda o beneficios para la salud?

El baño frío o baños de hielo lo pusieron de moda numerosas celebridades como terapia física y mental, pero la ciencia la ha puesto en duda la popularización de esta técnica.

En el ámbito de la belleza, la aplicación de frío se ha popularizado también como uno de esos tratamientos que sirven para todo. Prueba de ello son los mini frigoríficos para cosmético o el auge de herramientas que se utilizan en frío como el rodillo de jade.

Marta Barrero, farmacéutica, experta en dermocosmética y codirectora de The Secret LAb, a S Moda explica: “El frío es vasoconstrictor y, cuando los vasos vuelven a dilatarse con el calor, el efecto que conseguimos es que la sangre circule mejor, lo que purifica la piel y hace que se oxigene mejor. Es decir, mejora la circulación sanguínea y, además, activa también la producción de elastina y de colágeno, con lo que conseguimos que la piel se vea más suave, firme y tonificada, gracias al efecto tensor que produce el frío. Además, tiene efecto antiinflamatorio, por eso es ideal para desinflamar la zona del contorno de ojos y se utilizan mucho los rodillos en esa zona”

Celebridades como Lady Gag o Madonna y recientemente, el cantante Harry Styles lo han declarado como parte de su rutina de recuperación y mantenimiento durante una larga gira mundial.

Además, innumerables deportistas han utilizado durante años el método que popularizó Win Hof como parte de su recuperación tras competiciones y entrenamientos.

La práctica, considerada una terapia deportiva y también denominada crioterapia o inmersión en agua fría, consiste en sumergirse en una bañera de agua helada a una temperatura de entre 10 y 15 grados durante un tiempo máximo de 15 minutos tras realizar una sesión de ejercicio intensa, con el objetivo de acelerar la recuperación muscular.

Un estudio publicado en la National Library of Medicine y realizado a 21 jugadores universitarios de fútbol, mostró que “la terapia de inmersión en agua fría promueve el alivio de los músculos doloridos y la recuperación básica posterior al deporte”.

Sin embargo, en otro estudio que “todavía hay una falta de evidencia con estas terapias. Se requerirá más investigación para averiguar las diferentes proporciones de tiempo de frío y calor. El modo apropiado de tratamiento de contraste y la duración y la temperatura óptima del agua deben examinarse para verificar de cerca su eficacia como modalidad de recuperación”. También, en otro informe se demostraba que “la inmersión en agua fría no acelera la recuperación del rendimiento después de una carrera de 10 kilómetros”. A ellos se unen un puñado más que aportan pruebas suficientes sobre las contraindicaciones del popular tratamiento: “La inmersión en agua fría durante la recuperación del ejercicio de fuerza reduce las tasas de síntesis de proteínas miofibrilares y, como tal, probablemente perjudica el acondicionamiento muscular”, concluía el estudio publicado en Journal of Physiology. 

Marta Barrero coincide en: “lo recomendaría en caso de piernas pesadas, de inflamación… Pero el baño de hielo es una técnica un tanto extrema para la mayoría de personas, por lo que podemos recurrir a duchas de agua fría que también son muy efectivas y consiguen estos mismos objetivos”.