Cansancio, fatiga y astenia: cómo diferenciarlos y cuándo se debe consultar

Una de cada 5 consultas médicas está relacionada con el agotamiento. La debilidad física es un estado esperable luego de un día de actividad, pero también es un síntoma de enfermedades físicas o psicológicas

Hay un síntoma central en lo psicosomático, que acompaña con frecuencia a la queja en la consulta, que es el cansancio, es decir, la astenia.

La idea de “no tengo fuerzas”, “no tengo energía”, entre otras, es la demanda central. La decodificación de ese pedido, esa demanda, en la medida que no se trabaje de forma específica en el área, quizás subespecialidad de la astenia, se la considera relativa a la especialidad de quien lo recibió: clínico, nutricionista, cardiólogo, psiquiatra, reumatólogo etc.

Las respuestas adecuadas a lo que uno conceptualizó, en función del pedido, pueden ser vitaminas, algún medicamento con características estimulantes, cambio en la nutrición, evaluaciones cardiovasculares o quizás la más frecuente, medicación antidepresiva y/o ansiolítica considerando el síntoma como parte de un gran síndrome ansiodepresivo. Se calcula que una de cada cinco consultas ambulatorias de medicina general o interna está motivadas o relacionadas con la astenia.

ILUSTRACIÓN – La fatiga se define como un agotamiento patológico. Foto: Christin Klose/dpa

La fatiga física, es un componente normal de los mecanismos de retroalimentación negativa que nos alientan a descansar cuando estamos cansados. Todos reconocemos los síntomas de la fatiga física, por ejemplo, la sensación de tener las piernas pesadas, un vigor físico disminuido y un deseo de recostarse o sentarse para recuperar nuestra energía. Sin el reposo cotidiano estimulado por la fatiga, no seríamos capaces de utilizar efectivamente nuestras horas de vigilia.

Cuando el cansancio es mayor vemos que las enfermedades infecciosas, afecciones crónicas, las formas larvadas de depresión, la anemia o las hepatitis, solo por citar algunos ejemplos, cursan con esa sensación de debilidad física y cansancio. Los deportistas, los estudiantes, las personas sometidas a estrés, o situaciones que originen movilizaciones o crisis, sufren de un estado de astenia.

No siempre el cansancio está relacionado con problemas de salud solo física: puede ser provocado por el estrés, el exceso de trabajo, la hiperactividad, el sobreentrenamiento o los esfuerzos inhabituales.

Un paciente que presenta astenia física, en lugar de fatiga, es más probable que la experimente al principio del día, antes de haber realizado cualquier gasto de energía, inclusive más que al final del día.

Cuando no es posible dar con una causa específica de la astenia, se habla de síndrome de fatiga crónica o síndrome de astenia crónica (SAC)

Este síndrome, o conjunto de síntomas, se caracteriza por un cuadro de cansancio de más de medio año de duración que produce una disminución mayor del 50% en la capacidad para realizar las labores habituales. Es, por otro lado, un cansancio que no mejora con el reposo. Para etiquetarlo como síndrome, el médico habrá descartado todas las causas conocidas de astenia, tanto enfermedades orgánicas como psíquicas. Y a estos dos síntomas mayores, cansancio y disminución de la capacidad física, se suman otros menores, como la dificultad para concentrarse y déficit de memoria, dolores de cabeza, articulares y musculares, molestias faríngeas, ganglios dolorosos en cuello o axilas, pérdida de fuerza, fiebre de pocas décimas y trastornos del sueño.

En este síndrome de astenia crónica pueden aparecer también alergias, dolores abdominales, erupciones cutáneas y trastornos psíquicos, pero estos síntomas son menos frecuentes que los antes mencionados.

Si bien el síndrome de astenia crónica se presenta fundamentalmente entre los 20 y los 50 años y afecta especialmente a mujeres, hoy lo vemos a cualquier edad y sexo, que muchas veces son diagnosticados de depresión, anemia, o cualquier otra enfermedad que pueda explicar el cuadro.

La astenia impacta todas las funciones fundamentales de la vida cotidiana, como el sueño, la alimentación, la sexualidad, etc. y esto a su vez puede generar un feedback negativo en el cual se potencian entre sí.

El síndrome de astenia crónica (SAC) es una enfermedad de causa desconocida y tratamiento complejo.

No hay medidas preventivas y lo único que se puede aconsejar como precaución es evitar el estrés. Porque tiene efectos negativos sobre el sistema inmunológico y es origen de muchas enfermedades.

Las medidas generales, como la buena nutrición y las relativas al estrés, respeto del reposo, de las horas de actividad, etc. son de la mayor utilidad.

¿Cuándo padecemos astenia crónica? Sólo cuando dura más de seis meses, reduce nuestras prestaciones físicas, y se acompaña de los síntomas mencionados.

Si padecemos astenia crónica, debemos entender que existe la necesidad de un diagnóstico, en particular para descartar otras patologías en las cuales la astenia sea solo la señal. Ir al médico de confianza, no automedicarse.