Cuatro ejercicios de la neurociencia que estimulan el cerebro en la vida cotidiana y agilizan la mente

Nuestro cerebro es una estructura que posee una complejidad tal que, a pesar de los grandes avances en la tecnología y su aplicación al estudio de este órgano, aún no se han logrado descubrir muchos de los secretos que explican su actividad.

Lo que sí es importante destacar, es que no solo juega un papel esencial en el funcionamiento básico del cuerpo humano, sino que también es responsable del desempeño que demostramos al momento de realizar actividades complejas como leer, comprender, razonar, memorizar, concentrarse, planificar y adaptar nuestra conducta a diferentes situaciones.

El licenciado Juan Carrillo, integrante del Departamento de Neuropsicología de INECO, afirma que “la expresión ´lo que no se usa se pierde´ es un hecho, y aplica no solo para los músculos de nuestro cuerpo sino también para las redes neuronales en las que se apoya el funcionamiento de nuestro cerebro. La evidencia científica actual es concluyente, una vida mental e intelectualmente estimulante juega un papel importante al momento de mantener una adecuada salud cognitiva”.

Si bien muchas de las tareas que desempeñamos en nuestra vida diaria son de por sí complejas, una característica importante que deberían tener para resultar realmente estimulantes es que sean novedosas.

El licenciado Carrillo comparte una serie de sugerencias para ayudarnos a estimular el cerebro en la vida cotidiana:

1)  Realizar actividades que resulten desafiantes y brinden nuevos conocimientos: aprender a tocar un instrumento, conocer un idioma nuevo, comenzar una nueva actividad física, son algunas sugerencias que pueden contribuir a la estimulación de nuestra mente.

2)  Desarrollar un comportamiento más activo al realizar actividades habituales, por ejemplo, en el momento en el que vemos una película o serie, podemos intentar interactuar de forma menos pasiva con este tipo de contenido.

3)  Incorporar el hábito de la lectura: leer es otra actividad inmensamente provechosa para mantener nuestra mente ágil. Nos ayuda a entrenar la capacidad para sostener la atención, la comprensión, el razonamiento, la empatía y la memoria.

4)  Participar de actividades sociales recreativas: verse envuelto en situaciones sociales representa una tarea altamente compleja que involucra la mayoría de nuestras funciones cognitivas. Evitar el aislamiento social y mantener contacto habitual con familiares, amigos y conocidos debe ser una prioridad.

Diversos estudios han llegado a la conclusión de que una actividad intelectualmente estimulante puede llegar a actuar como un factor de protección para algunos tipos de deterioro cognitivo junto a una dieta saludable, realizar actividad física, dormir bien y evitar el exceso de estimulantes, pueden ayudarnos a cuidar el cerebro.