El Parlamento Europeo aprobó la normativa que prohíbe la importación de productos alimentarios y otros como el carbón y el papel que procedan de zonas deforestadas. El la primer ley a nivel global que obliga a los países productores de commodities agropecuarios a pulir sus estrategias productivas y comerciales.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que en los últimos 30 años se perdieron 420 millones de hectáreas de bosques por la deforestación.
Nuestro país es un importante productor y exportador de carne, soja, maíz y trigo, y si bien la Ley de Bosques sancionada en el 2008 acotó la deforestación, cada año miles de hectáreas continúan desapareciendo sobre todo en Formosa, Santiago del Estero y Chaco por la expansión de la frontera agropecuaria.
La nueva ley europea establece, en primer lugar, que no podrán ingresar a ese continente productos que tengan como origen territorios deforestados a partir de principios del año 2020 sean desmontes legales o ilegales. Esto incluye productos como la carne, la soja, la madera, el cacao, el café, la palma, el caucho, el carbón y el papel.
Asimismo, de no generar deforestación, los productores deberán respetar las leyes locales, los derechos humanos y los derechos de los pueblos originarios.
Según un comunicado de Greenpace expresa que si no se cumple con estos puntos las empresas perderán la posibilidad de exportar a Europa y que, además, se clasificarán a los países con señales de bajo, medio o alto riesgo ambiental a través de una evaluación de 18 meses.
El texto europeo incluye a los bosques primarios y secundarios, pero no a los humedales.
En nuestro país, hace un tiempo que existen diferentes experiencias para reducir el impacto ambiental de la ganadería y de la agricultura y establecer sistemas de trazabilidad que permitan certificar que tanto la carne como los granos se hacen con deforestación cero.
Land Innovation Fund (LIF) auspicia distintas experiencias a través de financiamiento para proyectos de innovación en América del Sur, una iniciativa de la cual participan la Fundación ProYungas, la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid) y la Fundación Moisés Bertoni, de Paraguay, donde se busca impulsar una cadena de suministro de soja sustentable, libre de deforestación y la conversión de vegetación nativa a tres biomas prioritarios: Cerrado, Gran Chaco y Amazonas.
Por medio de distintos proyectos, el LIF “fomenta el diseño, desarrollo e implementación de soluciones innovadoras que combinan prácticas agrícolas sostenibles con la conservación y restauración del medio ambiente”, según expresaron desde la organización.
Para estar a tono con las nuevas exigencias del mercado mundial, se impulsa la adopción de buenas prácticas agrícolas para la conservación y restauración de campos del Gran Chaco, así como el resguardo de bosques y pastizales naturales.
Cabe destacar que, la iniciativa cuenta con tres sitios pilotos seleccionados en Argentina y dos en Paraguay que abarcan unas 155 mil hectáreas y 12 productores.