El anuncio del presidente Alberto Fernández sobre el ingreso de Argentina al grupo de los BRICS plantea una mezcla de desafíos, interrogantes y expectativas sobre el efecto que tendrá para la economía nacional y el alineamiento geopolítico.
Los cinco países que integran los BRICS, Brasil, Rusia, India y China y al que tres años después se agregó Sudáfrica, representan más del 42 % de la población mundial, el 23% del Producto Bruto Interno del planeta y el 18% del comercio mundial. También contribuyen con el 16% de las exportaciones y el 15% de las importaciones mundiales de bienes y servicios.
El jefe de Estado argentino, anunció que se había aprobado el ingreso del país a este grupo junto con Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán y Egipto a partir del 1° de enero de 2024, sostuvo que a partir del año próximo “se podrá ser protagonista de un destino común” con el acompañamiento de estas potencias emergentes y que se podrá seguir “fortaleciendo relaciones fructíferas, autónomas y diversas con otros países del mundo” ya que Argentina “fue, es y será un país integracionista”.
Los analistas de política internacional muestran cautela ante este escenario. Guillermo García, vocero del ex canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, sostuvo que “todavía no se conoce la letra chica del acuerdo y qué implica”. “Conviene esperar si conviene o no, hay que analizar activos y pasivos, no hay que apresurarse ni frenarse”, agregó. “Seguramente la nueva administración que tendrá el país en diciembre deberá sopesar qué beneficios implica para nuestro país, tendría que ser con un enfoque por encima de la grieta, esperemos que sea positivo”, dijo.
Según el gobierno argentino que pugnaba desde hace tiempo por sumarse a los BRICS, esta integración tendrá “un peso institucional y financiero” debido a que los integrantes del bloque multilateral “juegan un papel determinante en la exigencia de diseñar una arquitectura financiera mundial que tenga en cuenta las necesidades de crecimiento, comercio, inversión y bienestar social, del cual Argentina como miembro pleno se verá beneficiado fortaleciendo su capacidad de negociación, e incrementando sus oportunidades de comercio y finamiento en beneficio de la población en su conjunto”.
Argumentan, por ejemplo, que la República de la India resulta un mercado estratégico para las exportaciones nacionales, especialmente el aceite de soja, además de ser un comprador relevante del maíz producido en nuestro territorio. Además, la importancia de la industria aceitera hace de India el principal socio comercial de Santa Fe y también de San Juan, el primer mercado del oro que se exporta desde la provincia cuyana.
La República Popular China es un destino clave para las carnes argentinas, llevándose sostenidamente más de la mitad de este comercio exterior. También es el principal mercado para el poroto de soja argentino. Para 8 provincias (Jujuy, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Catamarca, Entre Ríos, San Luis y La Pampa) el gigante asiático se transformó en su principal destino exportador.
Con Brasil, primer socio comercial de Argentina, sucede algo similar. El trigo y la cebada producidas en Argentina encuentran en el país vecino a su principal comprador, que además es un robusto demandante de maíz. Asimismo, son clave las exportaciones de vinos y de la industria automotriz.
En conjunto, la participación de los BRICS en el comercio exterior argentino ha oscilado entre el 20% y el 30% del total exportado y tres de los cinco primeros socios comerciales argentinos son mercados BRICS (Brasil, China e India).
Fernández destacó, “los BRICS juegan un papel determinante en la exigencia de diseñar una arquitectura financiera mundial que tenga en cuenta las necesidades de crecimiento, comercio, inversión y bienestar social”.