Mujeres indígenas y feministas en Argentina: una lucha contra la violencia racista y de género

En Argentina, los movimientos indígenas y feministas han intensificado sus esfuerzos para erradicar la violencia sexual racista y los femicidios. Una de las principales luchas es contra el chineo, una práctica que data de la época colonial y que permite la violación en grupo de mujeres indígenas y niñas por parte de hombres blancos sin consecuencias legales.

“El sello del chineo desgarra la identidad y la dignidad de las mujeres y niñas. Sus sentimientos son invisibilizados y silenciados”, denuncia Irene Cari, activista indígena de la provincia de Salta, al norte del país.

Cari es una figura clave en la lucha contra esta violencia estructural. En 2014 fundó el Foro de Mujeres por la Igualdad de Oportunidades, una organización que brinda apoyo a mujeres y niñas víctimas de maltrato y abuso sexual. Además, ha participado en espacios como el Parlamento Plurinacional de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir y el Grupo Asesor de la Sociedad Civil de la Iniciativa Spotlight de Naciones Unidas.

Las mujeres indígenas alzan la voz

Durante años, las mujeres indígenas han sido silenciadas, pero hoy se organizan para exigir justicia y el reconocimiento de sus derechos. La sanción de la Ley 26.485 en 2009 marcó un punto de inflexión, al establecer el derecho de las mujeres a vivir sin violencia y garantizar asistencia jurídica y atención integral. Sin embargo, la violencia persiste.

“Hoy, las mujeres indígenas estamos decididas a romper los estereotipos sexistas y racistas que nos han etiquetado como las pobres, las invisibles, las que no hablan español y no se visten con ropa occidental”, afirma Cari.

Las organizaciones de mujeres han llevado a cabo campañas de visibilización y prevención. En 2014, Salta declaró la emergencia social por violencia de género, ampliando los servicios para víctimas. Más recientemente, el gobierno provincial reconoció el chineo como una forma de abuso sexual infantil, aunque todavía no existe una legislación específica que lo penalice.

Los colectivos feministas exigen que el chineo sea considerado un delito de odio y violencia sexual sistemática, y que se destinen fondos para la recuperación de las víctimas y el fortalecimiento de las iniciativas de prevención.

Del abuso al femicidio: una violencia que escala

La violencia de género en Salta sigue en aumento. Cari advierte que las autoridades no aplican las medidas de prevención y protección existentes, lo que permite que muchas agresiones escalen hasta el femicidio.

“La violencia está arraigada en la vida cotidiana de las familias y en las prácticas sociales y culturales de nuestra provincia. Se ha normalizado subestimar a las mujeres y usar lenguaje violento contra ellas”, señala.

Uno de los casos más recientes involucró a una mujer que pidió auxilio a la policía tras recibir amenazas de su expareja. A pesar de su llamado de emergencia, las autoridades no actuaron y, horas después, el agresor regresó y la asesinó.

Desde la reforma del Código Penal en 2012, el femicidio se pena con cadena perpetua en Argentina. Sin embargo, la falta de una ley específica sobre el tema impide una mayor efectividad en la protección de las mujeres.

En 2023, el país registró 250 femicidios, de los cuales 20 ocurrieron en Salta solo en lo que va del año.

Hacia una transformación estructural

Para poner fin a la violencia de género, Cari y otras activistas proponen revisar la implementación de las políticas públicas de los últimos 10 años y realizar cambios estructurales. También destacan la importancia del empoderamiento económico de las mujeres como un pilar fundamental en la lucha por la igualdad.

“Necesitamos fondos para fomentar la participación de las mujeres, no solo en la formulación de políticas, sino también en las elecciones”, subraya. Sin embargo, advierte que las mujeres indígenas que se involucran en política enfrentan violencia y acoso, lo que las expone a mayores riesgos.

“No es fácil ser mujer, política e indígena. Al alzar nuestras voces, corremos el riesgo de convertirnos en un femicidio más”, concluye Cari.

El movimiento de mujeres en Argentina sigue firme en su lucha para erradicar la violencia y construir una sociedad más justa e igualitaria.


Fuente: www.unwomen.org