Nueve de cada diez pacientes con cáncer de pulmón fueron o son fumadores

El cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por cáncer en hombres y la segunda en mujeres en el mundo. Según la OMS, el tabaquismo es responsable de aproximadamente el 85% de todos los casos y estima que el 48% de los hombres y el 10% de las mujeres son fumadores a nivel global.

En nuestro país, se diagnostican más de 12.000 casos por año y, según a proyecciones de Globocan, para el año 2030 esta cifra podría aumentar más de un 20%.

No sólo el fumador activo se ve perjudicado por esta adicción, sino que también el fumador pasivo que es aquel que respira el humo del activo.

Algunos síntomas ante los cuales se recomienda consultar con un médico son: tos persistente, tos con sangre o flema de color oxidado, dolor de pecho en crecimiento de intensidad, pérdida de peso o de apetito, falta de aire o dificultad para respirar, silbido de pecho o cambios en la voz.

Según la Organización Mundial para la Salud, fumar tabaco (incluidos cigarrillos, puros y pipas) es el principal factor de riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, pero también puede afectar a los no fumadores.

Además, existen otros factores de riesgo que podrían provocar esta enfermedad, entre los que se encuentran la contaminación del aire, la exposición prolongada a sustancias nocivas, antecedentes familiares o edad avanzada (+65) e, inclusive, la continua aspiración de humo de leña. También, pueden ser factores de riesgos los relacionados con el amianto, el radón y determinados productos químicos, así como síndromes de predisposición hereditaria al cáncer y las enfermedades pulmonares crónicas previas.

Existe una etapa primaria para la prevención, que se basa en la concientización acerca de evitar fumar o dejar de hacerlo, en el caso de las personas que ya adquirieron esta dependencia. No exponerse a la combustión de hidrocarburos en ambientes cerrados, y revertir la contaminación ambiental, son acciones que a nivel social pueden llevarse a cabo.

En la etapa secundaria, consiste en el screening que es la búsqueda de pacientes que puedan tener cáncer de pulmón. Es una herramienta útil dirigida específicamente a las poblaciones de riesgo, que son las personas entre 40 y 50 años con el hábito de fumar o que no hayan pasado 15 años desde el momento que abandonó el tabaquismo. En estos casos, se recomienda hacer una detección precoz a través de una tomografía de tórax de baja radiación.

La detección temprana ayuda al éxito del tratamiento ya que, este tipo de cáncer puede ser tratado quirúrgicamente con un promedio de curación en el 20% de los casos, aproximadamente. Además de la cirugía (en caso de detectarla en los primeros estadios), la medicina cuenta con recursos como las quimioterapias y radioterapias.

En la actualidad, se presentan novedosos tratamientos, como los dirigidos contra blancos moleculares específicos para tratar este tipo de tumores, ya que al haber podido identificar las mutaciones, se puede medicar con fármacos que “trabajen” de forma localizada en ellas. También la inmunoterapia, que logra que muchos pacientes vivan mucho más tiempo y ni siquiera sea el cáncer el motivo de su defunción.