Estos son los tres libros recomendados por Biblioteca Popular de María Juana para esta semana:
LA GUERRA DE LOS DURAZNOS. AUTOR: ROBERTO AMPUERO (CHILENO) EDITORIAL NORMA. Colección Zona Libre. Literatura para adolescentes.
Esta es la historia de dos pandillas de niños, Los Panteras, junto con su fiel perro Cometa, quienes temen que un ataque por parte de sus enemigos, Los Escorpiones, (la otra pandilla) los deje sin su pequeña cabaña en los cerros de Valparaíso. Los únicos proyectiles para la defensa de la cabaña los proporciona un viejo durazno que crece en la cercanía. Una mañana del verano de 1974, la pandilla encuentra por casualidad a un herido entre los matorrales. Cuando pretenden alertar a la ambulancia y a la policía, el herido les pide que no lo hagan, que lo oculten y protejan. Desde ahí todo cambia para los chicos que no saben quién es el extraño y por qué debe ocultarse. Con esta situación, los chicos someterán a prueba la amistad y lealtad de la pandilla y enfrentarán una aventura llena de emoción y suspenso, que cambiará para siempre sus vidas. CONTEXTO DE LA DICTADURA MILITAR.
LA CASA DE LOS CONEJOS. AUTORA: LAURA ALCOBA (ARGENTINA, RADICADA EN FRANCIA, PARÍS). EDHASA ED.
Es 1975, y ella, la protagonista de esta historia, una niña de siete años, vive en La Plata con su madre, que debe evitar la calle: tiene pedido de captura y su foto aparece en los diarios. Son tiempos funestos. Hace poco se mudaron de vivienda, y para la niñaserá un cambio radical: descubrirá el secreto, el encierro, y luego el miedo.
En el nuevo hogar se crían y venden conejos. Esa es la fachada pública, porque en verdad es una casa clandestina de Montoneros, una de las más sensibles. Allí dentro los nervios y la ansiedad se aplacan limpiando pistolas y fusiles, acomodando granadas, o en mateadas fugaces y amenas. Los compañeros ya mueren o desaparecen en las calles, y cada semana el ambiente se degrada. La infancia de esa niña declina con el terror de los adultos, con frases cargadas de ira, de una lógica que no logra descubrir y que la apremia. Su inocencia se evapora al mismo tiempo que la Argentina se hunde en la violencia.
Con una prosa conmovedora pero jamás sentimental, Laura Alcoba escribió una novela que hilvana de manera natural el drama de un país y el abrupto despertar de una niña a un universo que apenas comprende pero que está obligada a sortear. En esa precoz pericia se juega su futuro, puesto en vilo una y otra vez por los cabos sueltos de la vida en fuga. La casa de los conejos narra de manera ejemplar y emocionante esa odisea; la de alguien que ve cómo avanza el cerco de la muerte, y un díadescubrirá que esas marcas, aquellos aromas, una sonrisa, un momento de pánico, se han vuelto parte esencial de su pasado. Y también de su presente.
Es la historia de los años más oscuros y terribles de la Argentina, desde la mirada inocente de esta niña que debe callar o hablar muy poco sobre su familia porque como le dice su madre: “sólo a nosotros nos han forzado a entrar en guerra. No lo entenderían”. Escondida en esa casa de los conejos la niña vive en la “clandestinidad” y desde ese lugar reconstruye su historia.
EL AZUL DE LAS ABEJAS. LAURA ALCOBA. (CONTINUACIÓN DE LA NOVELA ANTERIOR)
Es el año 1978, en La Plata. Una niña espera encontrarse con su madre, exiliada en Paris. Estudia sin pausa el francés, su futuro idioma, un aprendizaje donde conviven sueños y un velo de incertidumbre. Mientras, cada quince días, visita a su padre en la cárcel; un preso político en tiempos de la dictadura. El también la prepara para el viaje, y le recuerda que mantendrán la relación a través de cartas. Cuando a principios de 1979 llega a Francia, la realidad corrige tantas fantasías. No es Paris propiamente dicho donde irá a vivir sino un suburbio; no es la postal del Sena, la torre Eiffel y las callejuelas, sino el edificio algo extravagante donde está el departamento de su madre. Es, comprende de golpe, una niña refugiada. No obstante, está en las puertas de un nuevo comienzo. El descubrimiento de una lengua que será suya; de un colegio que poco se parece al argentino; de los amigos exiliados que visitan a su madre y hacen el recuento de los compañeros asesinados o desaparecidos. En medio, las cartas a su padre y el tibio descubrimiento de la literatura, de la escritura como lugar inocente, lugar de encuentro y emoción. El azul de las abejas es el relato en primera persona de una niña que, de manera vertiginosa, adquiere una nueva realidad. Un país y un idioma, la lejanía con su tierra original y con su padre, las sorpresas que cada día la deslumbran y atemorizan. Con esa candidez y esa precisión que solo se dan en la niñez, y que serán parte de su vida, porque son huellas imborrables. Comienza donde terminaba la primera novela de Laura Alcoba, La casa de los conejos, y es un libro conmovedor sobre una infancia luminosa y renacida entre la memoria viva del dolor y el exilio.
(La autora se sitúa en el lugar de una niña regresando ella misma a través de la memoria a su pasado, a su infancia para recordar aquella época oscura de nuestro país,)