Ser mamá de un niño autista: “con mi hijo aprendí y sigo aprendiendo”

Para Noelia Bedino saber que su hijo tiene autismo le permitió ver el mundo de otra manera. Noelia es profesora de Educación Física de 38 años, mamá de Lisandro Masera de 5, que hace poco tiempo recibió la noticia que hoy le permite sentir y vivir la maternidad de otra manera.

Noelia y Lisandro (Fuente: La Voz de San Justo)

Noelia en busca de la mejor calidad de vida para su niño menor, contó en primera persona su experiencia en las redes sociales para acompañar a otras mamás en la misma situación.

La mamá de Lisandro cuenta que con un equipo de trabajo que la acompaña en la actualidad están más organizados pero el proceso lleva tiempo, “hay que buscar la gente que nos haga sentir cómodos tanto al niño como a la familia. En el camino hay gente maravillosa, que te enseña, que te acompaña”, expresó Noelia. 

Lisandro, como muchos otros niños, tuvo que superar el encierro por la pandemia de coronavirus. En ese proceso que vivieron todos, el pequeño empezó a mostrar señales a su familia que fueron evidenciando el trastorno y se convirtieron en signos de alerta. Su mamá, relata: “me di cuenta cuando tenía dos años, después de la pandemia. Él estuvo un año dentro de casa y en ese tiempo todo era normal pero cuando cumplió los dos, cuando había más oportunidades para salir e ir a la guardería, a él le costaba sociabilizar. Lloraba mucho por cualquier cosa, no quería que nadie le haga upa u otras cosas que hicieron que se encendieran las alarmas”. 

A Lisandro le diagnosticaron el trastorno a los 3 años y medio. “El día de la noticia fue, por un lado, sentirme aliviada y quitarme la presión de poder decir que mi niño es autista porque es un trastorno y tiene dificultades que día a día va superando”, expresó Noelia Bedino 

Lisandro, además de su mamá, tiene una red de contención familiar que es el sostén de esta historia. “Fue difícil que la familia entendiera lo que él tenía, pero ellos son el apoyo necesario porque la carga es grande y no es bueno que una mamá lo haga sola. En familia y con amor, todo es más fácil”, agregó Noelia.

Como mamá una empieza a preguntarse por qué no me mira, no me dice mamá: “con el tiempo entendimos que él es así y es su forma de ser, que tiene una estructura y hay que sostenerlo para que esté tranquilo y sereno para hacer las actividades”.

Noelia cuenta que, “con mi hijo aprendí y sigo aprendiendo. Con él aprendí sobre la empatía, a saber y entender que el otro es diferente y que todos lo somos, sé que es un proceso, pero ahora lo vivo en carne propia. La sociedad cambió mucho, cómo se enseña, cómo se vive. A veces uno vive acelerado y es importante parar para saber que no todo puede ser perfecto o como está escrito. La vida no es blanco o negro, hay matices con diferentes formas y miradas”.

 “Lisandro vino a mostrarnos que debemos tener más paciencia, respeto y esperanza. Es aprender a respetar al otro en su forma de resolver las cosas, de hacer, de decir. Lisandro me enseñó a encontrar la empatía”, indicó Noelia

Por último, relata que se queda con la frase que le dijo la neuróloga: “Lo único que me interesa es que sea feliz y a eso me aferro”, concluyó. 

Fuente: La Voz de San Justo