Hay un ámbito al que muchas mujeres inspiradoras han dedicado su vida: la naturaleza y los animales. Movidas por la curiosidad científica, la justicia y el amor, han conseguido darles una vida mejor a muchas especies y que la sociedad se conciencie sobre su respeto.
En otros ámbitos es menos común ver la presencia de mujeres, pero cuando hablamos del estudio de los animales, su defensa y su conservación, eso no ocurre. Seguro que conoces a Jane Goodall, pero lo que quizás no sabías es que a lo largo de la historia ha habido y sigue habiendo muchas Jane Goodalls que merecen ser recordadas.
Ruth Harrison, la pionera del bienestar animal
Ruth Harrison fue una de las primeras personas en denunciar públicamente las condiciones de hacinamiento en las que vivían los animales en ciertas granjas de su país, Reino Unido. Y lo hizo publicando un libro en 1964 llamado “Máquinas animales” que fue todo un éxito en ventas.
Pese a las críticas, Ruth consiguió nada más y nada menos que el Parlamento crease un comité a petición del Ministerio de Agricultura para la redacción de un informe sobre el bienestar animal de los animales de granja. En él, se establecieron las 5 libertades mínimas que todo animal agrícola debía tener, las cuales (aunque más evolucionadas) se siguen utilizando por varias instituciones en la actualidad como la Organización Mundial de Sanidad Animal.
Para poder sacar adelante su libro, Ruth trabajó durante tres años recopilando material científico, visitando granjas y leyendo publicaciones de expertos.
Fuente: Ruth C. Newberry vía ResearchGate
“Si una persona es cruel con un animal, se considera crueldad, pero cuando muchas personas son crueles con los animales, especialmente en nombre del comercio, la crueldad se acepta y, una vez que hay dinero de por medio, será defendida por personas normalmente inteligentes”, Ruth Harrison.
Harriet Hemenway y el freno del comercio de plumas
Harriet Hemenway era una mujer de la alta sociedad de Boston (Estados Unidos) del siglo XIX que se codeaba con aristócratas y con personas con un alto nivel adquisitivo. Algo que se puso muy de moda en esa época entre las mujeres de clase alta era llevar sombreros decorados con plumas de diferentes colores que provenían de especies como los mirlos, los búhos y los pájaros carpinteros, entre otras especies. Para conseguirlas y comercializarlas, miles de aves se mataban cada año, algunas de las cuales estaban en peligro de extinción.
Los sombreros de este tipo eran considerados muy elegantes por la clase alta estadounidense, pero Harriet Hemenway supo ver más allá. Junto a su prima Minna B. Hall, decidieron organizar fiestas de té para las mujeres más ricas de Boston con el fin de poder hablar con ellas y convencerlas de que no usaran más esos sombreros.
Pero eso no es todo, también querían convencer a aquellas mujeres de la alta sociedad de que se unieran a una organización de protección de las aves que querían fundar llamada Mass Audubon. ¡Y lo lograron! Poco después, con la fundación y el poder político que tenían, lograron que en 1897 se aprobara una ley en Massachusetts con la que se prohibía el comercio de plumas de aves silvestres. A día de hoy, Mass Audubon sigue en pie protegiendo a aves y a otros animales a través de sus santuarios y centros naturales. El legado de Harriet continúa.
Fuente: Mass Audubon
Leela Hazzah, una de las mujeres inspiradoras que convirtió a los cazadores en salvadores
Fuente: Chantecaille (foto cortesía de Lion Guardians)
Por supuesto, también podemos encontrar mujeres inspiradoras en las nuevas generaciones. Y muestra de ello es la bióloga egipcia Lella Hazzah, que lucha incansablemente contra la extinción de los leones en Kenia.
Mientras estudiaba la zona, Leela se fijó que el declive de los leones estaba, entre otras cosas, relacionado con que las tribus masai los mataban para proteger al ganado. Pero, además, matar a un león para los masai es una forma de ganar prestigio y honor dentro de su comunidad, siendo en ocasiones un rito de iniciación para los masai más jóvenes.
Leela pensó que, precisamente, aquellos masai que mataban leones podrían convertirse en sus guardianes, aunque hay otras fuentes que afirman que fueron los propios cazadores masai los que tuvieron la idea. Para ello, creó la organización Lion Guardians con la que pretende salvaguardar la vida de esta especie, pero respetando los valores de la comunidad masai, los cuales aceptaron muy bien esta iniciativa.
Con este programa, se quiere mantener la estrecha relación que los masai tienen con los leones, así como el rol de los guardianes de la comunidad, pero desde otra perspectiva en la que los cazadores ya no cazan, sino que controlan los movimientos de los leones, advierten a los pastores, recuperan el ganado perdido, detienen partidas de caza de leones y refuerzan los corrales.
Fuente: lacarabuenadelmundo.com