El uso de combustibles fósiles, la gran discusión en el COP28 en Dubai

Las negociaciones en la cumbre de cambio climático (COP28) en Dubai enfrenta la resistencia de los países productores y los avances para llegar a un acuerdo final consensuado son escasos. El principal debate radica en el lenguaje que se utilizará respecto de los combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón.

Los términos utilizados, se trata de conceptos en inglés como “phase out”, “phase down” y “unabated” que significan “eliminar”, “eliminación” y “sin cesar”. Este último, en realidad debería traducirse: “Sin intensificar”.

Lo que se negocia es que en el acuerdo final quede escrito: la eliminación, que implica poner una fecha determinada para dejar de explotar combustibles fósiles. La eliminación, que significa en realidad eliminación progresiva hasta que se encuentren fuentes que lo reemplacen. Y sin intensificar se refiere, especialmente en el caso del carbón que es dejarlo de producir y eliminar su uso.

La Unión Europea y una alianza de países vulnerables han apostado el éxito de la conferencia a un acuerdo para eliminar con una fecha cierta los combustibles fósiles, poniendo fin a siglos de dependencia de los mismos.

Hace una semana, cuando esta conferencia comenzó, el responsable de la ONU para el clima, Simon Steill, advirtió: “Si no señalamos el declive terminal de la era de los combustibles fósiles tal y como la conocemos, damos la bienvenida a nuestro propio declive terminal. Y elegimos pagar con la vida de las personas”.

A pesar de las señales de que el cambio climático es evidente en todas las geografías, la negociación no será fácil. Los Emiratos Árabes Unidos han advertido de que puede resultar poco práctico desde el punto de vista diplomático pedir el fin completo del uso de combustibles fósiles a los casi 200 países presentes, entre ellos grandes productores de petróleo y gas.

El presidente de la COP reconoció también que las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben reducirse en un 43% para 2030, como parte de los esfuerzos para lograr el objetivo de alcanzar la neutralidad cero y limitar el calentamiento a 1,5º C con respecto a los niveles preindustriales. Sin embargo, cuando le preguntaron por su preferencia respecto de los términos que se debaten expresó: “Eso no lo decido yo, deben decidirlo las partes”.

Para Juan Carlos Villalonga, miembro de la Organización Global de Legisladores, el punto está en los detalles: “La aparente sutileza en el lenguaje de negociación no es inocente. Si uno analiza la primera interpretación, la del phase down, es continuar como venimos hasta ahora. No hay tiempo, no hay fecha de caducidad. Para el caso del phase out se abandona y eso obliga a una reducción drástica asociada a una fecha tope. Aunque parezca casi lo mismo, se desprende una serie de decisiones que deben ser tomadas después, tanto a nivel global como a nivel doméstico”.

Karla Maas, asesora de Incidencia de Climate Action Network América latina explicó: “es importante que tengamos marcos de tiempo y principios de equidad y que el cambio de matriz energética se haga en un esquema de justicia climática a nivel internacional y de los propios países. Los países responsables del cambio climático deben tener un esquema más estricto mientras que los países en desarrollo deben tener un plazo más flexible en donde se observen los procesos de transición”.

Los procesos para la región pueden analizarse en algunas de las cifras del último reporte para América latina de la Agencia Internacional de Energía. Los combustibles fósiles representan, hoy, dos tercios de la combinación energética de la región, muy por debajo de la media mundial del 80%.

Las energías renovables, encabezadas por la hidroeléctrica (45%), generan el 60% de la electricidad de América Latina y el Caribe. Los mejores recursos eólicos y solares del mundo se encuentran en países como Brasil, México, Chile y Argentina.

En los últimos años, Brasil, México, Colombia, Chile y Perú añadieron más capacidad energética solar que África, Oriente Medio, Rusia y Asia Central juntos. Sólo Brasil añadió 1 gigavatio de capacidad solar cada mes, desde julio de 2022. Como contracara, 7 millones de personas en la región carecen de acceso a la electricidad, y 74 millones, no tienen acceso a fuentes limpias para cocinar.