
En la mañana de la radio, charlamos con Natalia Alessi, mariajuanense que vive junto a su familia en la isla de Jamaica, quien contó su experiencia y la de su entorno ante el azote del huracán Huracán Melissa, una de las tormentas más poderosas registradas en el Atlántico, que tocó tierra recientemente en Jamaica.
¿Qué está ocurriendo en Jamaica?
El huracán Melissa tocó tierra en Jamaica como tormenta de categoría 5, con vientos sostenidos de aproximadamente 295 km/h (185 mph), y fue calificado por la World Meteorological Organization como un “evento histórico” para la isla.
El paso del huracán dejó cortes de energía para más de medio millón de usuarios, inundaciones masivas, daños estructurales graves y riesgo de deslizamientos en las montañas de la región suroeste.
Testimonio desde el lugar
Natalia relató que en su barrio se vivieron momentos de pánico: “Las ráfagas arrancaban techos, la lluvia no cesaba y nos refugiamos con nuestra familia mientras escuchábamos árboles caer y el viento golpear las ventanas”. Gracias a sistemas de alarma temprana y a evacuaciones preventivas, pudieron ponerse a salvo, aunque con gran incertidumbre sobre el estado de sus vecinos y amigos.
Impacto, evacuaciones y próximos pasos
Las autoridades locales declararon en Jamaica la zona como área de desastre, y advirtieron que muchas comunidades, especialmente en la zona de St. Elizabeth Parish, quedaron “bajo el agua” al inicio de la mañana siguiente al impacto.
Los organismos de ayuda internacional y las agencias de emergencia comenzaron a movilizarse para proveer alimentos, agua, cobijo y reparación de infraestructura esencial. El huracán también continúa su trayecto hacia Cuba y otras islas del Caribe, lo que agrava aún más la emergencia regional.
¿Por qué es importante esta cobertura?
El testimonio de Natalia permite ver el rostro humano detrás del desastre: no solo en estadísticas, sino en familias que viven la espera, la incertidumbre y el riesgo. Además, este episodio refuerza la urgencia del tema climático: tormentas cada vez más intensas, alerta temprana y la necesidad de infraestructura resiliente.





