La primera vacuna argentina contra el cáncer de piel

El científico argentino José Mordoh lideró el desarrollo. Es la primera terapia inmunológica basada en células contra el melanoma cutáneo. El Laboratorio Cassará que será el encargado de producir la vacuna en el país y para el mundo.

Hace tres décadas que el científico argentino José Mordoh, investigador superior del Conicet y jefe del Laboratorio de Cancerología de la Fundación Instituto Leloir, enfocó su objeto de estudio en curar un tipo de cáncer (melanoma cutáneo) con un tratamiento que utiliza al sistema inmunitario para atacar las células enfermas (inmunoterapia).

Esta innovación contra el cáncer de piel más agresivo es la primera terapia inmunológica basada en células de la región y estará disponible en la Argentina en formato de suero vacunal, entre marzo y abril 2024. Será producido en escala por el Laboratorio Cassará bajo el nombre Vaccimel.

Jorge Cassará, director de la farmacéutica y de la Fundación Pablo Cassará dijo: “La importancia de este proyecto, no solo radica en que los pacientes con melanoma contarán con una alternativa para prevenir que la enfermedad progrese a estadios más avanzados; sino también, es una muestra más de que este tipo de tecnologías pueden desarrollarse en la región”.

Cassará indicó: “El laboratorio argentino patrocinó los estudios clínicos de Fase II y III, hasta llegar a registrar en 2021 la vacuna ante la reguladora ANMAT”. Vaccimel, no solo es la primera vacuna contra melanoma cutáneo, sino también la primera terapia inmunológica basada en células de la región”, ya que “las terapias celulares aún no están disponibles en América Latina”, aseguró, “ni siquiera las CART-T de las empresas multinacionales”.

Esta vacuna terapéutica se fundamenta en notables investigaciones llevadas a cabo por los Premio Nobel de Medicina argentino y canadiense César Milstein y Ralph Steinman, respectivamente, dos de las mentes más brillantes de la historia en el área de la inmunoterapia a nivel global.

El doctor Mordoh dijo: “hace unos 30 años empezamos a investigar el melanoma. Estudiamos cómo se comportaba ese tipo de cáncer que es el más agresivo entre los tumores de piel. En cada paciente puede tener un crecimiento diferente”.

El melanoma se forma en las células (melanocitos) que producen melanina, el pigmento que le da color al órgano más grande del cuerpo humano. Este cáncer también puede manifestarse en los ojos y, rara vez, dentro del cuerpo, como en la nariz o la garganta. Los tratamientos actuales son las cirugías, la inmunoterapia, la terapia dirigida, la radioterapia, y la quimioterapia, según los estadios de la enfermedad, entre otros criterios.

El médico científico reveló que junto con su equipo comenzó “a ver cuál era la mejor forma de atacar [los tumores] y lo abordamos con muchos antígenos, que es una sustancia que despierta la reacción del sistema inmunológico. No queríamos probar con un solo antígeno, ya que una célula tumoral tiene una capacidad camaleónica y se va adaptando a las circunstancias creando diversos mecanismos de resistencia”.

Por eso “decidimos que nuestra vacuna sería poli-antigénica para que, si el tumor desarrollaba resistencia contra un antígeno, no lo pudiera hacer contra todos los antígenos”, explicó.

Mordoh explicó cómo funciona la vacuna y enfatizó: “La base de la mayoría de las vacunas es suministrar antígenos al organismo humano para que el sistema inmune pueda detectar a un agente y generar una respuesta. En el caso del tumor, se trata de células que se volvieron malignas. Entonces, desarrollamos una vacuna que aporta antígenos al paciente para que su sistema inmune pueda detectar que tiene células tumorales. Es una inmunización terapéutica. No es preventiva” como la mayoría de las vacunas, agregó el científico.

Con respecto de la administración del tratamiento, Mordoh, explicó que consiste en un total de 13 dosis que se aplican “repartidas a lo largo de dos años”. “Al principio se administran dosis más seguidas para ‘despertar’ el sistema inmunológico, para que comience a reaccionar”.

Y, agregó, la terapia requiere de dos años de tratamiento con la vacuna. “El primer año se administran cuatro vacunas, una cada tres semanas. Después, esto se espacia a una vez cada dos meses, es decir que no es demasiado frecuente”. Luego, “en el segundo año es una vez cada tres meses, cuatro dosis en total. Es decir, el paciente no está todo el tiempo en un proceso de vacunación”.

Además, aseguró, que se trata de una terapia sencilla, que “no es muy exigente para la vida del paciente”, ya que “es ambulatorio, una cosa rápida, el paciente va, se aplica la vacuna y se va”.

En cuanto a los efectos adversos y eficacia de la vacuna expresó que “no tiene efectos adversos como la quimioterapia”.

Hasta la actualidad, explicó, se han realizado “más de 1.000 aplicaciones en más de 70 pacientes” con un éxito tal que “jamás un paciente tuvo que abandonar el tratamiento por un efecto adverso”.

“Tenemos un porcentaje de curaciones cercano al 70%. El 30% restante tiene que ver con el momento de la indicación de la vacuna porque hay un momento muy especial para indicar esta vacuna. No es que se pueda dar en cualquier momento de la evolución del melanoma”, agregó.

El tratamiento, que consiste en 13 dosis a lo largo de dos años, solo se aplica a algunos casos de melanoma. Se probó en pacientes que habían pasado por una operación y se encontraban en las fases IIB, IIC o III de la enfermedad. Al iniciar el tratamiento todos, salvo una paciente, presentaban signos de la enfermedad.

La patente sobre la vacuna es compartida con una institución pública, el CONICET, y una privada, la Fundación Sales, y fue licenciada al Laboratorio Cassará. La Fundación Cáncer también apoyó las investigaciones.

En estos 30 años de investigación de Mordoh y su equipo serán la base donde se asienten soluciones terapéuticas para otras patologías, ya que “la estrategia será aplicable” a diferentes cánceres, afirmó el científico.

Por último, enfatizó: “estamos iniciando nuestras investigaciones, incorporando nuevos miembros al equipo que se enfocarán en otros tumores. Hay una creciente cantidad de investigaciones centradas en vacunas, así que nosotros ya no somos una rareza. Y esto es reconfortante”.