El orden de aplicación entre protector solar o repelente es crucial para evitar enfermedades como el dengue, además de daños en la piel.

El verano es ideal para realizar planes al aire libre, sin embargo, es importante transitar a estación en forma saludable ante la presencia de mosquitos y la posible exposición al sol. Por eso protegerse de manera correcta es tan crucial y el modo de aplicarse el protector o el repelente, también.
En lo que se refiere al dengue, una de las principales enfermedades transmitidas por mosquitos, en Argentina, se reportaron 128.129 casos autóctonos y 1.775 importados y hubo 71 muertes, según el Ministerio de Salud de la Nación. Es por este motivo que la aplicación de repelente es esencial para evitar la patología.
Según advierten desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), es esencial recordar que el sol emite distintas radiaciones que dañan la piel, “existen riesgos importantes con la exposición a largo plazo”, ya que no solo se pueden registrar de forma casi inmediata (como en el caso de la quemadura solar), sino que además se producen año tras año, “el daño se va acumulando y la piel se vuelve más vulnerable, pudiendo transformar las células de la piel”.
Por estos motivos ambos productos (protector y repelente) son esenciales como barrera de protección. La pregunta que se hace a menudo es en qué orden colocarlos. Desde el Ministerio de Salud indicaron: “es necesario aplicar primero el protector solar y esperar 30 minutos para luego aplicar el repelente, manteniéndose así la efectividad de ambos productos”.
El doctor Francisco Dadic (MN 125795), médico especializado en toxicología, dijo: “los repelentes no deben mezclarse con protectores solares en la misma formulación”.
Las razones de esta diferencia, según la Sociedad Argentina de Pediatría, es que “combinados aumentan el nivel de toxicidad”. Al tiempo que Ricardo Teijeiro (MN 58065) infectólogo del Hospital Pirovano y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), indicó que la aplicación inmediata del “repelente puede disminuir el efecto del protector”.

Desde la sociedad científica, aclararon que se debe “aplicar el protector por lo menos 20-30 minutos antes de la exposición y se debe renovar su aplicación cada 2 horas cuando la piel está seca o cada vez que se sale del agua o se frota o limpia una zona. Una buena capa y en forma pareja. No olvidarse de las orejas, el cuello, el dorso de manos y pies que son zonas muy expuestas”.
El orden de espera entre uno y otro con el repelente debe mantenerse en las distintas aplicaciones del protector solar.
Los repelentes evitan que los insectos se acerquen, es decir, que se previene el contacto de los mosquitos con la piel. “Se aplican sobre las zonas expuestas del cuerpo mediante lociones, cremas, vaporizadores, roll-on, o toallitas impregnadas”, indicó el experto.
Dadic brindó algunas recomendaciones para su correcta elección:
– Existen varias marcas comerciales, la mayoría está compuesta por aceite de citronela, de eucalipto, de limón, picaridina, parametanodiol y DEET, entre otros. De todos, el más ampliamente difundido y estudiado es el DEET o N,N-dietil-meta-toluamida (que no es el plaguicida DDT).
– La DEET interfiere con las neuronas y los receptores en las antenas y la boca de los mosquitos. Para evitar efectos indeseados, la Academia Americana de Pediatría recomienda que, al aplicarse en niños, no deben contener más de 30% de DEET. Y se indica no utilizarla en menores de 2 años y sugiere “aceite de citronela solo, sin aditivos químicos”.
– El experto detalló: “Las marcas comerciales tienen distintas concentraciones de DEET, motivo por el cual poseen un efecto más duradero y eso hace que sea para uso ‘familiar’ o no. Un producto con DEET al 10% protege durante 2 a 3 horas aproximadamente, mientras que, si es al 25%, la protección es de 6 horas en promedio”.
– El aceite de citronela, en tanto, es un extracto especies vegetales. Sus limitaciones se centran es que “limitado como repelente” y su “corta acción en el tiempo”.
– “El aceite de eucalipto, por su parte, puede provocar fenómenos de broncoespasmo en personas con susceptibilidad previa. No se recomienda en menores de 3 años ni en concentraciones mayores al 30% superada esa edad”, advirtió el toxicólogo.
– También, agregó: “Se recomienda ropa de manga y pantalones largos (de color claro) siempre que se encuentre en el exterior, mientras que en el interior es ideal usar tules sobre las cunas, mosquiteros y repelentes químicos eléctricos, pero a no menos de 1,5 metros de distancia”.
Dadic, indicó que “es importante revisar la etiqueta en busca de la cantidad de DEET contenida, emplear los que no superen el 30%, siempre seguir las instrucciones, no aplicarlo debajo de la ropa, sobre heridas o piel irritada”. “Se deben descartar los brazaletes con repelentes químicos, el ajo o la vitamina B1 ingeridos por boca, los dispositivos de ultrasonido diseñados para alejar a los insectos y aquellos para el jardín que ‘electrocutan’ a los insectos (de hecho, pueden atraerlos)”.
En tanto, desde la Sociedad Argentina de Pediatría indicaron que no se debe “aplicar el repelente en zonas de heridas , cortaduras o piel irritada”, al igual que “en las manos de los niños”. “El mismo debe ser aplicado por un adulto”, resaltaron al indicar que en los casos en que los productos contengan DEET no deben aplicarse directamente en la cara. “Se deben rociar las manos y después frotarlas cuidadosamente sobre la cara evitando los ojos y la boca”, indicaron y resaltaron: “No se recomiendan repelentes para los niños menores de 2 meses de edad”.
A la hora de usar protectores solares, la Sociedad Argentina de Pediatría expresa: “los protectores solares son compuestos que ayudan a prevenir la llegada de las RUV a la piel. El factor de protección solar (FPS) es la medida de capacidad que tiene un bloqueador solar para evitar que los rayos solares dañen nuestra piel. En términos de porcentaje podemos decir que un FPS 15 bloquea aproximadamente el 93% de las RUV, un FPS 30 bloquea el 97% y un FPS 50 bloquea el 99%”.
Y recomendaron “protectores solares con no menos de FPS 30″ en los niños. Al tiempo que resaltaron que es “importante siempre leer las etiquetas de los productos. Se desaconsejan aquellos productos que posean: parabenos, palmitato de retinol, oxibenzona, avobenzona y fragancias”. Y resaltaron: “Recordar para evitar el sol directo: ‘Sombra corta – riesgo alto’”; siendo que “la protección debe realizarse aun cuando la piel esté bronceada”.
Las recomendaciones de la Sociedad Argentina de Pediatría:
– No exponer al sol directo a niños menores de 1 año. Asegurarse que los cochecitos estén provistos de una cubierta o campana para protegerlos del sol durante los paseos diurnos.
– Evitar la exposición al sol directo entre las 10 y las 16 horas. Proteger a los niños aún los días nublados, ya que la radiación solar atraviesa las nubes.
– Se recomienda siempre el uso de protectores solares, el factor de protección (FPS) no debe ser menor de 30, en algunos casos puede estar indicado el FPS 50 (en cremas, loción, spray, leches, geles). Están contraindicados los protectores solares en niños menores de 6 meses.
– Buscar lugares con sombra: sombrillas, techados, árboles, entre otros. Brindar especial atención en las superficies que reflejen los rayos solares como el cemento, la arena, el agua, la nieve o superficies brillantes.
– Usar ropa adecuada: holgada, clara, fresca y de trama lo más cerrada posible, mangas y pantalones largos. Cubrir la cabeza con sombreros, gorras con viseras, pañuelos.
– Se aconseja la consulta al dermatólogo una vez por año, sobre todo aquellos niños y adolescentes con pieles sensibles y en todas aquellas oportunidades en que sea necesario.





