La biodiversidad marina en América Latina está atravesando una de sus etapas más críticas. Científicos y organizaciones ambientalistas advierten sobre el preocupante deterioro de los ecosistemas oceánicos debido al accionar desmedido del ser humano. La pesca ilegal, el avance de proyectos turísticos de gran escala, la navegación industrial sin control y la falta de políticas firmes de fiscalización están empujando al límite a especies claves para el equilibrio ecológico.

Especies en peligro y amenazas crecientes
Una serie de investigaciones recientes permite dimensionar la magnitud del problema:
- Tiburones ballena en riesgo en Baja California Sur: El gigante de los mares podría enfrentarse a una nueva amenaza si se concreta la construcción de un muelle para cruceros en la bahía de La Paz. El incremento del tráfico marítimo aumentaría considerablemente las probabilidades de colisiones mortales.
- Chile, foco de colisiones fatales con ballenas: Según un estudio internacional, el país registra la mayor cantidad de muertes de ballenas por impactos con barcos en el mundo. Las especies más afectadas son la ballena azul, fin, sei y jorobada.
- Pesca ilegal en la reserva marina más importante de México: El Parque Nacional Revillagigedo ha sido blanco de embarcaciones deportivas extranjeras vinculadas con actividades sospechosas. Las imágenes satelitales y las redes sociales fueron clave para detectar los movimientos ilegales.
- Exportación irregular de tiburones protegidos en Perú: Entre 2021 y 2024, más de 1.500 toneladas de tiburones –muchos de ellos incluidos en listas de especies en peligro– fueron exportadas con autorización oficial, sin el debido control en puertos y aduanas, según reveló una investigación periodística de Mongabay Latam.
Un llamado urgente a la acción
Los expertos coinciden: no hay más tiempo para la indiferencia. La devastación avanza, y con ella se pierde un patrimonio natural esencial para la salud del planeta. La fauna marina no puede continuar siendo víctima de intereses económicos, negligencia institucional y falta de compromiso colectivo.
La solución exige medidas concretas: vigilancia permanente, aplicación rigurosa de leyes ambientales, participación ciudadana y un cambio profundo en la relación entre sociedad y naturaleza.
Latinoamérica aún puede revertir esta tendencia. Pero para ello, debe actuar con decisión. La conservación de los océanos no es solo una causa ambiental: es una necesidad urgente para garantizar el futuro de todos.