El dato surge de una campaña global coordinada por Global Footprint Network que busca concientizar sobre el exceso de consumo de las sociedades actuales.
Argentina acumula materias pendientes en asignatura ambiental y un indicador es que lo que se consume es mayor a lo que se genera y se denomina “Día del exceso de la Tierra” (Overshoot Day en inglés), que marca la fecha del año a partir de la cual cada nación habrá consumido todos los recursos naturales que puede producir durante 12 meses.
En este 2023, Argentina llegó a ese día el pasado 24 de junio, fecha que marca que ya se agotaron los recursos naturales de todo el año, generando así una nueva deuda o default ambiental.
El Día del exceso de la Tierra es una iniciativa de la Global Footprint Network que busca concientizar sobre el exceso de consumo en general de las sociedades actuales, totalmente desacoplado de las posibilidades reales de regeneración natural de recursos que tiene el planeta. Este desacople, que comenzó a gestarse en la Revolución Industrial, se aceleró a partir de los años ’70 del siglo con el auge del consumo de energía de origen fósil. Argentina llega a esa fecha casi un mes antes de la fecha global, que será el próximo 2 de agosto.
El Overshoot Day muestra que, por ahora, la humanidad no ha conseguido reducir de forma importante su consumo de energía para detener o al menos ralentizar el calentamiento del planeta, tal como fue planteado en la cumbre del clima de París del año 2015. En esa cumbre se especificó que para alcanzar el objetivo del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), se debe reducir las emisiones de carbono en un 43% en todo el mundo para 2030, y sería necesario retrasar el Día del Exceso de la Tierra 19 días al año, durante los próximos siete.
Desde Fundación Vida Silvestre, una de las organizaciones socioambientales más prestigiosas del país, explicaron: “los resultados son un indicador de la presión sin precedentes que las actividades humanas están ejerciendo sobre la naturaleza. Al ritmo que consumimos, la cantidad de recursos y servicios ambientales requeridos para abastecer nuestras necesidades equivalen a 1,7 planetas Tierra, lo que significa que estamos usando un 70% más de recursos naturales de lo que los ecosistemas de nuestro planeta pueden regenerar en un año. En otras palabras, estamos en default ambiental: la humanidad está en números rojos y tiene en su cuenta lo que se conoce como deuda ecológica”
Según Manuel Jaramillo, director general de la Fundación, el hecho que Argentina llegue a ese día más de un mes antes que el promedio global demuestra que “si todo el mundo explotara los recursos naturales como lo hacemos acá, se necesitarían alrededor de dos planetas para abastecer el sistema de producción y consumo”.
“La única manera de retrasar esta fecha es a través de un verdadero cambio en nuestra forma de vida. Y si bien todas las personas podemos hacer algo para demorarla, hacen falta también cambios a gran escala desde los gobiernos y el sector privado. En un año electoral es necesario que la agenda vinculada a la producción sostenible, la transición energética basada en la promoción de energías renovables y el uso eficiente y racional de la energía, la lucha contra la deforestación y la pesca ilegal, la implementación plena de la legislación ambiental y la tipificación del delito penal ambiental forme parte activa de los debates de campaña”, añadió Jaramillo.
Según agregó el especialista, “nuestro nivel de consumo interno y el dedicado a exportación dan cuenta que aún hay mucho por hacer al respecto, considerando además que, a pesar de nuestra alta biocapacidad, estamos por encima de la media a nivel mundial con relación al día del exceso en la tierra”.
Si bien la solución a los problemas ambientales debe estar a cargo de quienes toman decisiones a grandes escalas, cada ciudadano puede realizar pequeños gestos que pueden ayudar como es la separación de residuos domiciliarios, evitar malgastar o tirar comida, bajarse todo lo posible del auto para viajes individuales y privilegiar el transporte público, la bici o la caminata y hacer un uso racional del agua, la electricidad y el gas son algunas de las formas de reducir al máximo la huella de carbono que cada habitante deja sobre la Tierra.