Cómo conservar las frutillas frescas por más tiempo: guía práctica para evitar el desperdicio

Durante la temporada, las frutillas son una de las frutas más elegidas por su sabor y precio accesible. Sin embargo, al tratarse de un alimento delicado y de corta vida útil, suelen deteriorarse rápidamente si no se almacenan de manera adecuada. Para que duren más y conserven su frescura, es clave aplicar ciertos cuidados desde el momento de la compra.

Las frutillas son una fruta no climatérica, lo que significa que no continúan madurando una vez cosechadas. Por eso, cada minuto cuenta: la forma de manipularlas y guardarlas influye directamente en su conservación.

Consejos esenciales para conservar frutillas frescas

  • Revisar al llegar a casa: separar las que estén golpeadas o con moho.
  • Consumir primero las más maduras: usarlas en los primeros días.
  • No cortarlas antes de tiempo: mantenerlas enteras y con el tallo.
  • Usar recipientes amplios y aireados: evitar el amontonamiento y los envases herméticos.
  • No lavarlas antes de refrigerar: la humedad acelera su deterioro.
  • Controlar la temperatura de la heladera: mantener entre 2 °C y 6 °C, lejos de frutas que producen etileno como manzanas o bananas.
  • Revisarlas todos los días: retirar las que estén pasadas para que no afecten al resto.

¿Qué hacer si compraste de más?

La mejor alternativa es congelarlas, lo que permite conservarlas hasta un año. El paso a paso incluye lavarlas con agua fría, secarlas bien, quitarles el tallo, cortarlas en trozos, congelarlas primero en una bandeja y luego guardarlas en bolsas o recipientes herméticos.

Conservación inteligente: sabor y cero desperdicio

Adoptar estos simples hábitos no solo permite disfrutar las frutillas más tiempo, sino también reducir el desperdicio y aprovechar al máximo su sabor y propiedades. Ya sea en mermeladas, licuados, helados o frescas, la diferencia está en cómo se conservan.