
La historia oficial sostiene que las pirámides de Egipto, particularmente las de la llanura de Guiza, fueron construidas hace unos 4.500 años durante el apogeo del Imperio Antiguo. Sin embargo, diversas teorías alternativas, basadas en canalizaciones, relatos esotéricos y estudios no convencionales, plantean una visión radicalmente distinta y fascinante.
Según estas corrientes, las pirámides serían mucho más antiguas: tendrían entre 37.000 y 39.000 años. Se afirma que hace unos 11.000 años, las pirámides estaban ocultas bajo una densa vegetación, desconocidas para las poblaciones de la época, salvo por los Kobdas, guardianes de saberes ancestrales que utilizaban túneles secretos como refugios y centros de estudio.
Relatos alternativos describen a Adamú, figura primigenia, como un explorador subterráneo que, sin saberlo, investigaba montes que en realidad eran pirámides antiguas. Estos monumentos habrían sido construidos por atlantes, con mano de obra de gigantes lemurianos, refugiados en África tras el cataclismo de los continentes perdidos de Cremuria y Lemuria. Además, se menciona la presencia de Pselebianos, una raza de baja estatura y piel oscura, como los primeros pobladores de la zona. (basado en los libros “Orígenes de la Civilización Adámica” de Josefa Rosalía Luque Álvarez)

Aunque la arqueología académica no respalda esta visión, ciertos hallazgos científicos son citados como posibles indicios de una historia más compleja:
- Erosión hídrica de la Esfinge: estudios del geólogo Robert Schoch indican que la Esfinge presenta patrones de erosión causados por lluvias intensas, lo que sugeriría que fue esculpida en una época mucho más húmeda, hace más de 9.000 años.
- Mapa de Piri Reis (1513): este antiguo mapa muestra partes de la Antártida sin hielo, sugiriendo conocimientos geográficos avanzados de civilizaciones anteriores a las conocidas. Algunos investigadores alternativos lo citan como prueba de una civilización global perdida.
- Anomalías en las pirámides: estudios de resonancia energética han encontrado propiedades acústicas y electromagnéticas inusuales en las cámaras internas, lo que refuerza teorías sobre tecnologías olvidadas.
Estas pistas no confirman por sí mismas la existencia de Atlántida o Lemuria, pero abren interrogantes sobre lo que realmente sabemos de nuestro pasado remoto. Así, las pirámides de Egipto siguen siendo no solo un enigma de la ingeniería antigua, sino también un portal hacia las preguntas más profundas sobre los orígenes de la civilización humana.