Un estudio internacional promueve su consumo, que actualmente está en baja, y muestra resultados prometedores en la función cardiovascular.

El consumo habitual de sal en exceso puede parecer inofensivo, pero se asocia a diversos riesgos para la salud que causan cada año millones de muertes prematuras. El más frecuente de esos riesgos es la hipertensión arterial, responsable de unos 9,4 millones de muertes al año.
La presión arterial alta influye en al menos el 40% de todas las enfermedades del corazón y accidentes cerebro vasculares, que representan a su vez el 45% de las enfermedades no transmisibles.
Está demostrado que una menor ingesta de sodio y una mayor utilización de potasio se relaciona con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular en la mayoría de las personas, según un estudio internacional publicado en la revista Hypertensión, que pertenece a la Asociación Estadounidense del Corazón. Este estudio propone incluir recomendaciones sobre sal enriquecida con potasio en las guías nacionales de tratamiento de la hipertensión arterial (HTA).
El consumo de sal a nivel mundial es muy elevado, no así el de potasio. Una ingesta insuficiente de este mineral también puede tener un efecto negativo sobre la presión arterial. Esto se debe a que cuando su cantidad es baja, el cuerpo tiende a acumularlo. El problema es que con ello también almacena sodio, lo que a su vez puede desencadenar un aumento en la presión arterial haciendo que el corazón trabaje más y derivando en serias enfermedades.

Investigadores de Estados Unidos Australia, Japón, Sudáfrica e India, quienes se basaron para realizar el trabajo en 32 pautas distintas para el tratamiento de la hipertensión, publicadas en la última década, explicaron que “si el mundo pasara del uso de sal normal a sal enriquecida con potasio, se evitarían millones de ACV y ataques cardíacos cada año a muy buen ritmo y a bajo costo”.
Los autores afirmaron que “Dada la gran cantidad de evidencia disponible, creemos que es hora de incluir sustitutos de la sal en las pautas de tratamiento para ayudar a abordar las crecientes tasas de presión arterial alta no controlada en todo el mundo y reducir las muertes evitables”, y apuntaron que, “las guías clínicas actuales ofrecen recomendaciones incompletas e inconsistentes sobre el uso de estos sustitutos de la sal”.
Según estimaron, el 20% de las muertes vinculadas a la hipertensión arterial están relacionadas con el consumo excesivo de sal. A raíz de eso, propusieron que las personas deberían cambiar su dieta actual basada en sodio, por la de sal enriquecida con potasio (con una composición del 75% de cloruro de sodio y el 25% de cloruro de potasio).
Micaela Mirada, Médica Cardióloga, especialista en Hipertensión arterial, Nutrición y Metabolismo en la Fundación Favaloro, explicó que es posible reducir la presión arterial y el riesgo de enfermedad cardiovascular. Por lo cual precisó: “en la medida que nosotros reducimos el consumo de sodio, equilibrado en un plan alimentario, con el aumento del consumo de potasio, por sobre todo el proveniente de distintos alimentos como frutas, verduras, legumbres, fibras en general, va a ayudar a reducir la presión arterial y en consecuencia a reducir el impacto de enfermedad cardiovascular. Recordemos que la hipertensión arterial tiene una incidencia cercana al 35% de la población adulta argentina. Y que el aumento sostenido de la presión arterial es la mayor causa de muerte cardiovascular”.

Además, sostuvo que “diversos y destacados estudios de investigación han demostrado que la ingesta excesiva de sodio, especialmente a la forma de cloruro de sodio y el reducido aporte de potasio que se tiene en la alimentación, que es muy característica también de nuestra alimentación, esta alimentación similar al mundo occidental, son los determinantes, junto con la obesidad, el sedentarismo, de un aumento progresivo en la incidencia y la prevalencia de la hipertensión arterial”.
Y explicó que “es importante entender que debe haber un equilibrio entre el consumo de sodio y potasio. Que no toda dieta se suspende el sodio y se empieza a consumir potasio, porque su consumo excesivo también tiene riesgos, especialmente en pacientes con enfermedad renal. Entonces tenemos que tener en cuenta a esos pacientes a la hora de indicar el consumo de potasio”.
Fernando Botto, médico cardiólogo, (MN 79189), miembro del área de investigación del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), explicó que “hay algunos metanálisis que lo han probado, como el estudio PURE, que lideró el doctor Yusuf, publicado en 2014, y un estudio en China de hace un par de años, el de la reducción del 25% del potasio. Todos demostraron que hay aproximadamente una reducción entre el 10 y el 20% del riesgo relativo. Podríamos redondear en 15% del riesgo de eventos cardiovasculares mayores y muerte”.
El médico, señaló que “eso se logra con un consumo de potasio promedio, digamos de 3 gramos por día, entre 2 y 4 gramos por día. Y que perfectamente eso está alineado con el consumo de cuatro o cinco porciones de frutas y vegetales por día. Eso se alinea perfectamente con todas las recomendaciones de las dietas, inclusive la dieta mediterránea, la dieta DASH y todas las dietas saludables. Ahí está la fuente del potasio más importante versus tomar comprimidos de potasio. Siempre es bueno incorporarlo con una dieta saludable”.
Y finalizó: “Es muy importante hacer hincapié en que este incremento del consumo de potasio de alrededor de 3 gramos por día, como dijimos entre 2 y 4, sea muy controlado y no extrapolado a los pacientes con insuficiencia renal. Hay que recordar que el incremento del potasio en sangre, la hiperpotasemia, puede dar eventos graves como son algunas arritmias. Por eso, en la gente que tiene mala excreción del potasio, como dije, con la insuficiencia renal es un tema diferente y tiene que ser charlado con el médico de cabecera. Seguramente, en esas situaciones, no hay que aumentar el consumo de potasio”.
Por su parte, el médico clínico Ramiro Heredia, del departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín de la Ciudad de Buenos Aires dijo: “el consumo de elevadas cantidades de sodio, así como de bajas cantidades de potasio, está asociado con niveles altos de presión arterial, y con un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular (accidente cerebrovascular, síndrome coronario agudo, insuficiencia cardíaca) y de muerte prematura (es decir, aquella que se da antes de la expectativa de vida de un individuo)”,
Y el especialista precisó que “en la práctica clínica diaria, los médicos no solemos indicar sustitutos de la sal. Sí indicamos la reducción del consumo de sodio. En línea con esto, recomendamos evitar la sal para cocinar y los alimentos ultraprocesados y tratamos de eliminar los saleros en la mesa. Además, recomendamos aumentar el consumo de frutas y verduras, ricas en potasio y vitaminas, a alrededor de 4 o 5 porciones por día”.
La relación entre el consumo de sodio y el riesgo de enfermedad cardiovascular ha sido controvertida, según los autores del estudio publicado en 2021. Los datos completos, incluidos los de los ensayos aleatorizados, han demostrado consistentemente que a medida que aumenta la ingesta diaria de sodio, también lo hace la presión arterial y, a medida que aumenta la presión arterial, también aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Luego de tener en cuenta una amplia gama de factores de riesgo cardiovascular, los investigadores determinaron que una mayor ingesta de sodio, medida por múltiples muestras de orina de 24 horas, se asoció significativamente con un mayor riesgo cardiovascular de una manera dosis-respuesta con una ingesta diaria de sodio de aproximadamente 2.000 hasta 6.000 mg.
Cada aumento de 1000 mg por día en la excreción de sodio se asoció con un aumento del 18% en el riesgo de ECV. Por cada aumento de 1000 mg por día en la excreción de potasio, el riesgo de enfermedad cardiovascular era un 18% menor. Además, una mayor proporción de sodio a potasio se asoció significativamente con un mayor riesgo cardiovascular. Estas asociaciones fueron consistentes en los subgrupos definidos según la edad, el sexo, la hipertensión inicial, el estado de peso y los años de seguimiento.
Frank Hu, profesor Fredrick J. Stare de Nutrición y Epidemiología, presidente del Departamento de Nutrición de la Harvard Chan School y autor de la investigación sostuvo que “los hallazgos brindan un mayor apoyo a las estrategias de salud pública, incluidas las regulaciones, el etiquetado de los alimentos y la promoción de patrones dietéticos saludables para reducir la ingesta de sodio y aumentar la ingesta de potasio”.





