Alzheimer: se calcula que para 2050, las personas que presentarán esta enfermedad se triplicarán

La enfermedad de alzheimer, es un trastorno cerebral progresivo e irreversible que destruye lentamente la memoria y las habilidades de pensamiento y, eventualmente, la capacidad de realizar las tareas más simples.

Investigadores del Instituto Karolinska informan, que en una fase temprana del desarrollo de la enfermedad se produce un aumento metabólico en una parte del cerebro llamada hipocampo. Los científicos demostraron que un aumento metabólico en las centrales eléctricas celulares, es un indicador temprano de la enfermedad, lo que puede ayudar a una intervención a tiempo.

El neurocientífico argentino Facundo Manes, fundador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) explicó que “la demencia es un síndrome caracterizado por un deterioro cognitivo progresivo que afecta funciones cerebrales superiores tales como la memoria, el lenguaje, la percepción, la atención, el pensamiento y la conducta, alterando la capacidad de la persona para desenvolverse de forma independiente en sus actividades habituales. Y la enfermedad de Alzheimer es la demencia más frecuente, constituye alrededor del 70% de los casos”.

Además, Manes describió que al inicio de la enfermedad pueden observarse problemas en la memoria más reciente (preguntas reiterativas, dificultad para aprender algo nuevo, olvidar eventos o citas), desorientación en lugares familiares o conocidos, problemas en la comunicación y en el lenguaje, problemas para razonar o tomar decisiones adecuadas, pérdida de la iniciativa y depresión.

Según la Organización Mundial de la Salud, el número de personas que viven con demencia está aumentando aceleradamente. Se calcula que para 2050, las personas que presentarán esta enfermedad se triplicarán hasta alcanzar los 139 millones.

En Latinoamérica, los pacientes con demencia representan entre un 7 y un 13 por ciento de la población mayor de sesenta años. “Entre el 70 y el 90 por ciento de los pacientes latinos que padecen demencia no recibe el diagnóstico adecuado”, advirtió Agustín Ibañez, director del Instituto Latinoamericano de Salud cerebral e investigador del Conicet y del Global Brain Health Institute.

Por su parte, Facundo Manes explicó la importancia del diagnóstico temprano del Alzheimer: “Existe consenso científico en que la enfermedad se debe detener en sus etapas iniciales, incluso de forma previa a que aparezcan los síntomas, ya que los cambios en el cerebro se producen décadas antes de que se haga evidente la enfermedad clínicamente. Por lo tanto, los desafíos más importantes de las investigaciones actuales y futuras consisten en detectar la enfermedad cuanto antes y en desarrollar drogas efectivas que modifiquen su biología para utilizarlas desde la etapa inicial”, afirmó el médico.

Y agregó: “Proteger las neuronas intactas es un objetivo más importante que reparar las neuronas ya dañadas. Retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer es un paso importante. Si su aparición se pudiera retrasar cinco años, se reduciría aproximadamente a la mitad el número de personas enfermas en treinta años”.

La enfermedad de Alzheimer avanza lentamente en tres etapas: la leve (etapa temprana), la moderada (etapa media) y la grave (etapa tardía). La Asociación de Alzheimer, las describe de la siguiente manera:

– En la etapa temprana del Alzheimer, la persona puede desenvolverse de forma independiente. Es posible que pueda conducir, trabajar y participar de actividades sociales. A pesar de esto, puede sentir que tiene episodios de pérdida de memoria, que incluyen olvidarse palabras familiares o la ubicación de objetos cotidianos. Si bien el inicio de la enfermedad de Alzheimer no puede detenerse ni revertirse todavía, un diagnóstico temprano puede permitirle a la persona la oportunidad de vivir bien con la enfermedad tanto como le sea posible y hacer planes para el futuro.

– La etapa moderada generalmente constituye la más prolongada y puede durar muchos años. A medida que la enfermedad avanza, la persona con Alzheimer requerirá un mayor nivel de atención. Durante esta fase, puede tener más dificultades para realizar tareas como pagar facturas, pero puede recordar detalles de su vida. Es posible que confunda palabras, se frustre o enoje, o actúe de forma inesperada (por ejemplo, no quiera bañarse). El daño a las células nerviosas del cerebro puede dificultar la expresión de pensamientos y la realización de tareas cotidianas.

– En la etapa final las personas pierden la capacidad de responder a su entorno, de llevar adelante una conversación y, eventualmente, de controlar los movimientos. Todavía pueden decir palabras o frases, pero la comunicación se torna difícil. A medida que la memoria y las habilidades cognitivas empeoran, es posible que ocurran cambios significativos en la personalidad y que las personas necesiten mucha ayuda con las tareas diarias.