Como la dieta materna impacta en la salud cerebral de hijos y nietos, según un estudio publicado en Nature

Según un estudio publicado en Nature, la alimentación durante la gestación podría tener ramificaciones en la descendencia.

Conforme a un estudio de la Universidad de Monash, en Australia, las madres que comen hierbas y manzanas al principio del embarazo podrían estar protegiendo la salud cerebral de sus hijos y nietos.

Este hallazgo es parte de un proyecto que descubrió que la dieta de una madre puede afectar no solo el cerebro de su hijo sino también el de sus nietos. 

El estudio del Monash Biomedicine Discovery Institute encontró que ciertos alimentos podrían ayudar a proteger contra el deterioro de la función cerebral. El análisis utilizó gusanos redondos como modelo genético porque muchos de sus genes también se encuentran conservados en humanos, lo que permite conocer las células humanas.

Los investigadores encontraron que una molécula presente en hierbas (albahaca, romero, tomillo, orégano y salvia) y en manzanas ayudó a reducir la ruptura de los cables de comunicación necesarios para que el cerebro funcione adecuadamente.

Roger Pocock, el autor del documento, y su equipo investigaron las células nerviosas del cerebro que se conectan y comunican entre sí. Para que funcionen y sobrevivan, los materiales esenciales deben transportarse a lo largo de una estructura interna que contiene microtúbulos. Y explicó que un mal funcionamiento conduce a una disfunción cerebral y neurodegeneración. 

Además, relató que su equipo usó un modelo genético con axones frágiles, “nos preguntamos si los productos naturales que se encuentran en la dieta pueden estabilizar estos axones y prevenir la rotura. Identificamos una molécula que se encuentra en manzanas y en hierbas (ácido ursólico) que reduce la fragilidad del axón”.

Durante la investigación descubrieron que el ácido ursólico hace que se active un gen que produce un tipo específico de grasa y dijo que “esta grasa en particular previno la fragilidad de los axones a medida que los animales envejecen al mejorar su transporte y, por lo tanto, su salud general”.

Roger Pocock aseguró que este tipo de grasa “tiene que viajar desde el intestino de la madre, donde se digieren los alimentos, hasta los óvulos en el útero para proteger los axones en la próxima generación. Si bien los resultados fueron prometedores, aún deben confirmarse en humanos. Esta es la primera vez que se demuestra que un lípido/grasa se hereda y que el alimento de la madre con el esfingolípido protege los axones de dos generaciones posteriores. Esto significa que la dieta de una madre puede afectar, no solo al cerebro de su descendencia inmediata, sino también a las generaciones posteriores. Nuestro trabajo apoya una dieta saludable durante el embarazo para un desarrollo y una salud óptimos del cerebro”.