Cuando nuestro niño interior es quien lidera

Nuestro niño interior almacena recuerdos, emociones y dolor como lo hemos vivido cuando éramos niños.

En general, recordamos solo aquellas cosas que nos han parecido realmente importantes, ya sean positivas o negativas. Sin embargo, hay sentimientos y emociones no resueltas allí olvidadas, en nuestra mente no consciente, y que son quienes responden ante estímulos diarios.

Paula Cabalen en Radio Perfil cuenta relata la historia de: “Me contaba una persona hace unos días acerca de una conversación con su pareja, ella me decía que, cuando su novio llegó tarde, su sensación fue la de una niña esperando que llegara su papá. Por lo tanto, comenzó a frustrarse, enojarse y entristecerse”.

Cabalen, continua: “Cuando ella me comentó esta situación, le dije: “¿has visto cómo tu mente te hizo saber de dónde proviene esa emoción? Posiblemente es lo que sentiste cuando eras pequeña, y alguien en la actualidad, a tu edad adulta, evoca la misma emoción, lo cierto es que como esa emoción vieja está guardada, no trabajada, aparece ante el estímulo de tu pareja actual”.

Cuando observas la situación como persona adulta, puedes darte cuenta que la reacción pudo ser otra. Sin embargo, en el momento, se observa de otra manera.

Sin dudas, nuestros padres son modelos de conducta y de ellos aprendemos cómo querer, cómo relacionarnos cuando somos adultos, e incluso aprendemos a ser padres a través de lo que ellos han o no hecho.

Cabe destacar, que cuando somos pequeños nuestra mente armó creencias y emociones, que hoy son las que aparecen a la hora de interactuar en nuestra vida adulta.

Si pensamos en una ocasión en la cual alguien haya dicho algo sobre ti que haya provocado una reacción emocional. Te hizo sentir mal, o te ha enojado, experimentaste una reacción corporal incómoda como resultado de lo que te han dicho.

Muchas veces nos preguntamos ¿por qué creo que tiene razón? Y es posible que en forma racional sepamos que la otra persona está equivocada, sin embargo, tuvimos una reacción negativa como respuesta. Eso se debe a que parte de ti (tu niño/a interior) cree que la persona tiene razón. Es posible que en tu infancia hayas recibido algún mensaje de: no sirves, no eres suficiente, y que aún, a pesar de que en tu vida adulta hayas crecido y avanzado, esa voz siga teniendo efecto.

Thich Nhat Hanh, decía: “Si miras atentamente la palma de tu mano, verás a tus padres y todas las generaciones de tus antepasados. Todos ellos están vivos en este momento. Cada uno está presente en tu cuerpo. Tú eres la continuación de cada uno de ellos”.

Fuente: Perfil.com