Hace más de un siglo, en la ciudad de Santa Fe, el hogar de un inmigrante español fue la cuna de dos sucesos trascendentes de la historia argentina.
Hace más de un siglo, en la ciudad de Santa Fe, el hogar de un inmigrante español fue la cuna de dos sucesos trascendentes de la historia argentina
En 1853, en la ciudad de Santa Fe, hubo dos acontecimientos que marcaron la historia de la Argentina. Uno por su relevancia para la organización del país, allí se realizó el Congreso General Constituyente que dio origen a nuestra Constitución. El otro, por ser el puntapié inicial de una golosina que pronto se convertiría en un ícono nacional como es el alfajor santafesino.
Por esos tiempos, la ciudad de Santa Fe, ya era conocida la figura de don Hermenegildo Zuviría. Un inmigrante español que había llegado al país junto con su familia y daba sus primeros pasos en la cocina. Con sus hermanas elaboraban deliciosos bizcochos que eran el resultado de amasar la harina con yema, grasa, agua y sal. La masa, que era muy fina, se agujereaba para que no englobe. Se cortaba en forma de círculos y se cocinaba en un horno de barro. También fabricaban los dulces y recomendaban untar sus bizcochos con ellos. En 1851, Zuviría abrió un local de expendio de bebidas y venta de galletas que con los años se recordaría como la primera alfajoreria del país.
El alfajor santafesino surgió en 1851 en un local ubicado a pocos metros del Cabildo, su dueño Hermenegildo Zuviría a quien apodaban “Merengo”, sobrenombre que dio origen a una marca que se consigue hasta estos días en los comercios que venden alfajores en la ciudad de Santa Fe.
Durante tres generaciones, la familia Zuviría estuvo a cargo de la empresa, luego fue vendida a Hipólito “Polo” Montemurro, una rama de sus descendientes son los que actualmente están a cargo de la empresa continuando con la tradición de ser una empresa familiar. La receta de los alfajores es prácticamente la misma desde hace más de cien años. Además del clásico alfajor santafesino, la empresa cuenta con alfajor de chocolate, miel y dulce de leche, bocaditos y una línea sin gluten.
Sin lugar a dudas, el alfajor santafesino es una receta que se volvió tradición y representa a la ciudad de Santa Fe en todo el país.