El ejercicio físico es un gran aliado para la salud mental porque proporciona bienestar genera y aumenta el estado de ánimo.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda que los adultos mayores de más de 65 años deben dedicar 150 minutos semanales a actividades físicas como ejercicios aeróbicos moderados hasta tareas lúdicas y laborales, buscando con ello mejorar su salud cardiorrespiratoria, muscular y ósea.
La práctica deportiva beneficia su salud mental, mejora las funciones cognitivas y aumenta el sentido de bienestar y autoeficacia. Además, el mantenerse físicamente activo los ayuda preservar su independencia y fomentar una longevidad saludable, de acuerdo con diversas investigaciones.
Un estudio publicado por la revista BioMed Research International, demuestran que la actividad física tiene impactos positivos en procesos biológicos del envejecimiento, mejora la calidad de vida, reduce la carga de enfermedades crónicas y disminuye la mortalidad general y específica, ofreciendo beneficios tanto a nivel fisiológico como funcional.
El documento concluyó que la actividad física causa menos daño que mantener niveles habituales de actividad o atención estándar en adultos mayores, sin importar su edad o estado funcional inicial.
El médico cardiólogo y deportólogo Norberto Debbag (MN 51320) mencionó que “la actividad física en la vejez es fundamental y es muy importante porque implica calidad de vida. Los humanos tenemos un aparato cardiovascular que con los años tiene cierto deterioro que puede estar dado por la hipertensión y combinado con la diabetes, con enfermedades del colesterol, tabaquismo, sedentarismo, etcétera. Estos son factores que nosotros los podemos mejorar y acondicionar”.
A su vez, un estudio publicado por Gerokomos, revista de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica, evaluó un programa combinado de ejercicios y caminatas al aire libre en pacientes mayores de 65 años con trastorno depresivo en una unidad de hospitalización psiquiátrica.
La investigación determinó que la práctica regular de ejercicio ayuda a disminuir los síntomas asociados con la depresión y favorece la capacidad de los pacientes para realizar por sí mismos las tareas diarias, contribuyendo a una mayor independencia.
Por otro lado, un estudio de científicos japoneses, que fue publicado por Journal of Geriatric Psychiatry and Neurology demostró que la realización de ejercicios de caminata de baja intensidad en el hogar, particularmente en horas nocturnas, puede ser una estrategia efectiva no farmacológica para mejorar la calidad del sueño en adultos mayores.
Por último, un estudio que reunió los datos de 97 investigaciones, y que fue publicado en el British Journal of Sports Medicine, encontró evidencia de que el ejercicio es fundamental para reducir los síntomas de la depresión, la ansiedad y el estrés en adultos. Realizar actividad física contribuye de manera significativa al alivio de los síntomas ansiosos.