
Gracias al feminismo, comienza a aparecer un lugar de liberación masculina, donde no se trata de guerra entre sexos, sino de una caída de la sociedad patriarcal de la que todos somos víctimas.
Los varones, en su mayoría, crecieron con que se debía ser “ganador”, y esto trajo consigo un gran nivel de exigencia y de presión social que fue reprimiéndolos, generando violencia, culpa y vergüenza, y a distorsionar la realidad de que hay que ser un “macho” a la hora de tener sexo.
Lo charlamos con el sexólogo y licenciado en psicología Federico Andrek en Patas Arriba con Rick Bustos.