En una época marcada por noticias inquietantes, muchos experimentan una sensación de angustia, tristeza o ira al ver los acontecimientos del mundo. Este fenómeno está relacionado con la empatía, una habilidad que nos permite conectar emocionalmente con el sufrimiento de los demás. Sin embargo, aunque la empatía es esencial para construir relaciones y fomentar la conexión, también puede tener efectos negativos cuando se convierte en una carga emocional abrumadora.
Estefany Contreras, especialista en bienestar emocional, explica que la empatía emocional, que implica sentir profundamente lo que otros están experimentando, puede llevar a la fatiga emocional, ansiedad e incluso depresión si no se maneja adecuadamente. “Cuando priorizamos constantemente las emociones de los demás sobre las nuestras, corremos el riesgo de agotarnos”, asegura Contreras.
Los efectos de la empatía no se limitan al plano emocional, también impactan físicamente. Se ha demostrado que niveles elevados de empatía pueden provocar inflamación crónica y una reducción en la capacidad inmunológica. Además, un fenómeno curioso es que, al identificarnos con el sufrimiento de los demás, el ritmo cardíaco puede sincronizarse con el de ellos, lo que intensifica la conexión emocional.
El poder de la compasión: la clave para un equilibrio saludable
Para evitar los efectos negativos de la empatía excesiva, los expertos recomiendan cultivar la compasión en lugar de la empatía emocional. A diferencia de la empatía, la compasión no solo implica sentir el sufrimiento ajeno, sino actuar para aliviarlo. Este enfoque genera activaciones cerebrales relacionadas con emociones positivas como el amor, la esperanza y la conexión.
“La compasión es la solución para no sentirnos abrumados por las emociones negativas”, señala Contreras. Además, practicar la compasión fomenta un sentido de propósito y motivación para actuar, sin caer en la desesperación.
Cuatro formas de practicar la compasión
Para gestionar la empatía y fomentar la compasión, los especialistas recomiendan:
- Meditación de Bondad Amorosa: Esta técnica consiste en enviar pensamientos de amor hacia uno mismo y hacia quienes sufren, creando un amortiguador emocional positivo.
- Autocompasión: Entender que el sufrimiento es parte de la experiencia humana y evitar castigarse por no poder solucionar todo.
- Acción: Realizar acciones concretas, como ser voluntario o donar, ayuda a transformar el sentimiento de impotencia en una motivación positiva.
- Control del “Doomscrolling”: Limitar el consumo de noticias y buscar historias de bondad para equilibrar la sobreexposición a la negatividad.
En tiempos difíciles, encontrar el equilibrio entre la empatía y la compasión es fundamental para mantener el bienestar emocional. Practicar la autocompasión y buscar formas de actuar frente a la angustia, en lugar de solo sentirla, puede marcar la diferencia en cómo enfrentamos el mundo actual.