Una devaluación es la pérdida de valor de una moneda determinada -por ejemplo, el peso argentino frente al dólar estadounidense– fijada por la autoridad monetaria (en el caso de la Argentina, el Banco Central de la República Argentina) bajo un esquema de tipo de cambio fijo, según el Diccionario Financiero del BCRA. Esto significa que, si se devaluara el peso argentino, una persona podría comprar menos bienes y servicios cotizados en dólares que en la situación previa.
El último proceso devaluatorio significativo que hubo en el país fue el registrado entre abril de 2018 y agosto de 2019, durante la Presidencia de Mauricio Macri (Cambiemos), en el que el peso argentino se depreció más de un 66%; fue justo antes de la entrada en vigencia del cepo actual.
Causas y efectos de una devaluación
Las devaluaciones pueden provocarse -en términos generales- a partir de una crisis de comercio exterior o de una crisis financiera. En el primer caso, se produce cuando los importadores demandan dólares para comprar productos, bienes intermedios (como materias primas e insumos) o de capital (como maquinarias), pero no hay suficiente oferta de esta divisa.
El segundo motivo (crisis financiera) se produce cuando se vuelve insostenible la acumulación de deuda. La falta de dólares es un factor común en ambas situaciones, de acuerdo con el informe “Crisis de divisas y devaluación en Argentina: una perspectiva histórica” -donde se analizan 6 procesos devaluatorios ocurridos en la Argentina desde la década del 50– realizado por los economistas Pablo Wahren, Esteban Bertuccio y Juan Manuel Telechea. El mismo fue publicado por el MInisterio de Economía y Finanzas Públicas en 2014.
Adicionalmente, algunos economistas puntualizan que una mayor emisión monetaria para financiar el déficit fiscal (el Estado gasta más de lo que recauda de impuestos) puede provocar una pérdida del valor de la moneda, sobre todo en momentos en que las personas no quieren pesos y buscan refugio en el dólar.
Aunque las causas son diferentes -resalta el trabajo-, las consecuencias muestran marcadas similitudes en los procesos devaluatorios analizados: caída del salario real (es decir, el salario aumenta por debajo de la inflación), retracción de la actividad económica (esto significa que los comercios y la industria reducen su actividad como respuesta a una menor demanda de productos) y suba del desempleo.
Martín Kalos, economista y director de la consultora EPyCA, planteó a Chequeado que una devaluación en el contexto actual “implicaría un incremento en la estructura de costos de productos, como las materias primas, los repuestos y las maquinarias, y eso podría trasladarse a precios al consumidor”.
El analista indicó que, “por este motivo, el Gobierno nacional está intentando evitar o postergar una devaluación implementando medidas paliativas hasta tanto se puedan reforzar las reservas internacionales, vía ingresos genuinos o créditos externos”.
En este sentido, el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, acordó un préstamo con el Banco de Desarrollo de América Latina (antes Corporación Andina de Fomento -CAF-) por unos US$ 740 millones. Durante su gira por Estados Unidos, además, logró nuevos créditos del Banco Mundial por US$ 900 millones y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por US$ 3 mil para este año. Sumado a esto, negoció con el sector productivo un dólar soja de US$ 200 para impulsar la liquidación de divisas provenientes de la exportación de soja.
Wahren, autor del informe citado e integrante del Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas -que integran, entre otros, el economista y diputado nacional Itai Hagman (Frente de Todos)-, destacó a Chequeado que “el esquema cambiario actual es muy difícil de sostener, considerando que la brecha cambiaria está por encima del 100%, y eso provoca mecanismos que atentan contra la acumulación de reservas internacionales, como la subfacturación de exportaciones, por ejemplo”.
Además, el economista dijo: “En el contexto actual, una devaluación como medida aislada podría no ser una solución dado que se corre el riesgo de que se traslade a precios, sin que se logre un achicamiento de las brechas cambiarias”.
Las últimas devaluaciones en la Argentina
Antes de iniciar este repaso, es importante tener en cuenta que al hablar de las últimas devaluaciones nos referiremos a las caídas fuertes del valor del peso argentino, tomando como sinónimo los conceptos de devaluación y de depreciación, aunque en términos estrictamente teóricos no sean lo mismo.
Una depreciación es la pérdida de valor de una moneda, determinada por el mercado y convalidada por la autoridad monetaria bajo un esquema de tipo de cambio flotante; mientras que la devaluación es fijada por el Estado en un esquema fijo.
Hecha esta salvedad, además del proceso de 2018 ya mencionado, las últimas devaluaciones registradas en la historia más reciente de la Argentina fueron:
- En diciembre de 2015, el gobierno de Mauricio Macri (Cambiemos) determinó el fin del cepo cambiario, lo que generó un salto del dólar de 40%, desde el $ 9,83 a $ 13,95. Así, la depreciación del peso argentino fue del 29%.
- En enero de 2014, durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner (Frente para la Victoria), el por entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, y el presidente del Banco Central, Carlos Fábrega, convalidaron un salto cambiario en el mes de más del 20%, desde los $ 6,50 a $ 8 por dólar. La depreciación del peso fue de casi el 19%.
- En enero de 2002, cuando durante la Presidencia de Eduardo Duhalde (Partido Justicialista) se anunció la derogación de la Ley de Convertibilidad y se promulgó la pesificación. El dólar pasó a valer $ 1,40 (+40%) en un primer momento y luego $ 4 (+300%). De esta manera, la depreciación fue del 75%.
FUENTE: Chequeado.com