


Cuando hablamos de deporte, muchas veces los reflectores apuntan a quienes entrenan, compiten y sostienen la pasión dentro de la cancha. Pero detrás de cada equipo, de cada viaje y de cada logro, existen personas que desde el silencio y la dedicación hacen posible que los deportistas puedan desarrollarse. Familiares, dirigentes, colaboradores y amigos que, sin buscar reconocimiento, aportan tiempo, logística y corazón.
En esta categoría de protagonistas silenciosos se encuentra Roberto “Tito” Ferrero, un nombre que marcó profundamente la historia del vóley en María Juana y en toda la región. La Asociación de Vóley del Oeste Santafesino decidió rendirle un emotivo homenaje, destacando su incansable trabajo, su compromiso y su acompañamiento de toda la vida.

Tito no solo siguió de cerca la carrera de sus hijas, sino que también acompañó a generaciones de jugadoras que llevaron el nombre de nuestro pueblo a lo más alto a nivel local, provincial y nacional. Su figura estuvo siempre presente: en los viajes, en la organización, en cada gesto que hacía del vóley un deporte más grande y más humano.
Este reconocimiento póstumo honra su memoria y, al mismo tiempo, llena de orgullo a toda la comunidad de María Juana. Tito Ferrero deja un legado ejemplar, un camino marcado por la constancia y el amor por el deporte que inspirará, sin dudas, a las próximas generaciones.





