Su madre escribió tres cuadernos de experiencias, desde años previos al nacimiento de Sol hasta el momento en que comenzó la facultad. Así es como le ha ayudado en su proceso de autoconocimiento.
Cuando estaba a punto de irse a vivir sola, Sol recibió tres diarios íntimos que su madre le había preparado durante décadas. “Ahora te toca a vos seguir escribiendo tu historia”, le dijo. Y la emoción inundó aquella cena de despedida.
María siempre tuvo en claro lo que quería para su futuro: soñaba con formar una familia y tener una hija. Era tan grande el deseo como la sensación de que ocurriría. Fue así como en 1993 comenzó a escribir un diario para esa futura pequeña.
Sol nació seis años después y ese libro cobró vida. Esas hojas se completaron con el correr del tiempo. Allí anotó sus logros, fracasos, preocupaciones, alegrías y anécdotas graciosas vistas desde sus ojos de madre.
Cuando Sol estuvo a punto de irse a vivir sola, con 23 años, su madre la sorprendió con tres cuadernos que la esperaban en un cajón. Ella eligió un momento importante para regalárselos: “Ahora te toca a vos seguir escribiendo tu historia”.
Años después y tras varios cambios en su estilo de vida, la joven releyó aquellos diarios que escribió su madre y compartió su experiencia en redes sociales. “Es una herramienta de autoconocimiento”.
«Este es el diario para mi futura hija»
Es martes 19 de enero de 1993. Diario para mi futura hija. Es quizás un poco prematuro comenzar a escribirte ahora, que ni siquiera estoy casada. Pero es lo que siento y me gustaría mucho que el día de mañana vos pudieras aprovechar de las observaciones y experiencias que tuve en mi vida”, expresó en la introducción del primer cuaderno.
María le contó cómo surgió la idea de reflejar su historia en papel: la novela El Señor de Sándara de Carlos Bernardo González Pecotche la inspiró. Un libro de los que recomiendan y se estudia en la Fundación Logosófica.
En este sentido, la Logosofía brinda los conocimientos y un método experimental que habilita al individuo a encauzar y concretar, gradual y conscientemente, las inquietudes de saber y superación que desde siempre alienta el espíritu humano, mediante un proceso de auto perfeccionamiento al que denomina Proceso de Evolución Consciente. Aquí las próximas actividades.
“Mi madre dice que le hubiera gustado recibir algo similar porque era la consagración de su vida, tener ese material de alguien que la observaba. Por eso se le ocurrió escribir cuadernos hablándole a su futura hija”, narra Sol.
María y su hija Sol.
Una herramienta de aprendizaje vital
María escribió tres cuadernos en los que contó desde los años previos al nacimiento de Sol hasta el momento en que comenzó a estudiar en la facultad. Se los entregó cuando consideró que su hija era lo suficientemente madura para entender de qué se trataba la iniciativa. “Ella quería que aprendiera, que lo utilizara para mi futuro, para desromantizar la maternidad”, describió Sol.
“Me emocioné mucho y ella no podía creer que ya me daba los cuadernos. Había escrito todos los momentos clave que me habían pasado en la vida: lo lindo y lo triste. A leerlo ya de grande entiendo muchas cosas”, reflexionó.
El comienzo del autoconomiento
La joven, que es economista, reconoció que leer su vida a partir del relato de su madre fue esclarecedor y que logró estrechar aún más su vínculo con ella. “A mi me hicieron bullying de pequeña y mi mamá escribía sobre eso, sobre las frustraciones, sobre cómo hacer para ayudarme”, indicó.
El diario le sirvió como puntapié inicial para conocerse más, una tarea que -admitió- tenía pendiente: “Fue el comienzo de empezar a descubrirme. Tenía muchas dudas existenciales, no sabía qué hacer, andaba en modo automático y a partir del libro pude conocerme bien para tomar decisiones lógicas”.
Fuente: LaCaraBuenaDelMundo.com