El té verde, especialmente en su forma concentrada conocida como matcha, dejó de ser solo una moda para convertirse en un verdadero aliado de la neurociencia. Diversos estudios científicos demostraron que sus compuestos bioactivos no solo protegen al cerebro del envejecimiento, sino que también estimulan la regeneración de neuronas, un proceso vital llamado neurogénesis.

Una de las claves de sus beneficios es la presencia de L-teanina, un aminoácido exclusivo del té verde que promueve la relajación sin somnolencia y potencia la concentración mental. Además, su riqueza en catequinas, potentes antioxidantes, ayuda a combatir el estrés oxidativo, reducir la inflamación cerebral y fortalecer las conexiones neuronales.
El matcha, al ser una forma molida de hojas de té verde, contiene cantidades aún mayores de antioxidantes y cafeína que el té verde tradicional. Esta combinación no solo mejora el estado de alerta y la memoria, sino que también estimula la liberación de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), crucial para el crecimiento de nuevas células neuronales.
Incorporar el consumo de té verde o matcha de manera diaria puede ser una estrategia natural para cuidar la salud mental a largo plazo y ayudar a prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
¿Cómo incluirlo en la rutina diaria?
- Infusión tradicional: Agua caliente (sin hervir) sobre hojas o bolsitas de té verde, dejando reposar 2-3 minutos.
- Matcha: Mezclar el polvo con agua caliente y batir hasta formar espuma; también se puede agregar a licuados, jugos o postres.
- Iced Tea: Preparar el té y luego enfriar con hielo o en heladera, añadiendo limón, menta o jengibre.
- Suplementos en cápsulas: Para quienes no disfrutan del sabor pero buscan los beneficios antioxidantes.
- En recetas: Incorporarlo en muffins, panqueques, trufas energéticas o helados.
Más allá de las tendencias, tomar matcha puede ser una excelente decisión para quienes quieren potenciar su mente de manera saludable y natural.